⇢𝚔𝚒𝚗𝚍𝚊

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Si quería continuar, debía escuchar. Así que ahora estaban caminando alrededor del palacio.

- Bien... Ya es sabido que mi padre falleció en batalla.-

- Ese es un destino noble.- Fangbone respondió.

- Lo sé, pero hubiera preferido que regresara con vida. Y su última voluntad fue que contrajera matrimonio con esa princesa.-

- Quería que hubiera un futuro heredero. Príncipe, estas tierras son muy hostiles para ustedes, me sorprende que aún vivieran.-

- Sí... No tengo otra alternativa... Ahora, cuénteme de usted...- Susurró, juntándose a él, hombro a hombro para sentir su piel.- ¿Qué ocurrió con usted?-

El guerrero no se sentía seguro de contarle su vida, era algo que prefería mantenerlo en secreto.

- No, prefiero no decirlo.-

- Oh vamos, ¿Cree que lo usaré en su contra? Yo no soy así.-

- No.-

- Habeis prometido hablar más.-

-... Mis padres se fueron del clan.-

- ¿Qué? ¿Su padre no es OsoHacha? Creí que los guerreros tenían de sucesor a sus hijos.-

- No, no soy hijo de OsoHacha, solo su protegido.- Respondió, omitiendo a su otro protector, que también se había ido.

- Debió ser muy difícil eso...- Murmuró.- Yo lo lamento.-

- No lo lamentes. Ellos solo fueron a cumplir una misión, y tal vez descansan en las sombras.-

- ... Esperad un momento.- El príncipe tuvo un recuerdo, se detuvo e impidió el paso del guerrero.- Dijo que las mujeres bárbaras sólo iban a procrear más guerreros. ¿Cómo su madre se quedó?-

- No lo sé, tal vez... Tal vez habrá visto algo en él gran SteelBeard.-

- Sabía que ustedes si creían en el amor.- Comentó el príncipe, sonriendo.

- No somos inertes montañas. Pero preferimos no tener alguna relación, para mantener nuestra fuerza.-

- Jm... A veces, cuando uno se enamora se vuelve alguien más fuerte, con tal de proteger a quien ama.- Las manos del joven noble, pasearon suavemente por el rostro del guerrero, sin impedimento alguno. Lo cual le pareció extraño, antes lo hubiera rechazado.

- Parece que a usted no le favoreció el amor.- Burló, tomando las manos del príncipe para alejarlas de su rostro con un curioso cuidado.

- ¿Cómo que no?... Bueno, puede que no... Hasta ahora tal vez mis decisiones no sean las mejores. Pero no me importa, es una hermosa sensación...- Sonrió, sintiendo un cosquilleo recorrer su ser cuando el bárbaro tomó sus manos.- Dígame... ¿No tuvo esa sensación antes? ¿Amar a alguien?-

- No, no tengo tiempo para eso.-

- Todos tienen aunque sea un pequeño momento para amar. Tal vez sin darse cuenta...-

Fangbone hizo memoria, su recuerdo fue principalmente al recuerdo de su primer cuidador, el traidor. Claro, no fue un amor romántico como tal, era un amor fraternal, ambos habían pasado por situaciones similares y se necesitaban y complementaban en ese momento.

Luego, tal vez, fue una guerrera que llegó a conocer en la cumbre de los clanes. Una jovencita pelirroja y pecosa, tal como el joven que tenía frente suyo, pero ruda y sedienta de batallas.
Ella lo trajo débil por un tiempo, hasta que la olvidó al pasar de los años, claro, por su propia voluntad y porque su debilidad afectaba su proceso a ser sucesor de OsoHacha.

- ... Puede que hables con sabiduría.- Respondió, sin más. Notando que aún sostenía las manos del príncipe.

Iba a soltarlas, pero se sentían reconfortantes, como la primera vez que tomó su mano cuando fueron de visita al clan.

[...]

-¿A dónde se fue tu prometido?- La madre de Heather, se acercó a su hija, con una clara mirada amarga.- A roto el protocolo exponiendo tanta pasión en el baile y ahora desaparece como una sombra. ¿Dónde está?-

- No lo sé, madre. Tal vez desea estar tranquilo.-

- Vas a ser su futura esposa, tienes que estar enterada de todo. Te dije que seas una princesa callada y calmada, pero no que te veas como una tonta y no sepas nada.- La mujer reclamó por lo bajo, para que la demás gente de la corte no escuchara aquella discusión.- Ve a buscarlo. Y cuando lo encuentres, no hagas un escándalo y vienes a decirme que está haciendo.-

- ¿Sucede algo?- La reina Goodwin se acercó a las monarcas, al verlas murmurando alejadas.

- Ya regreso.- Heather hizo una pequeña reverencia y salió del salón en busca de su prometido.

-... Sucede que vuestro hijo necesita ser educado.- La otra monarca respondió a la reina y se alejó de ella para hablar con sus cortesanas.

[...]

Parecían segundos interminables, en el que solo con sus manos juntas el pelinaranja parecía derretirse por el tacto.
El guerrero, como si no fuera dueño de su cuerpo, no impedía ni se alejaba, aquella suavidad de la que hablaban sus compañeros bárbaros era cierta. Esa piel blanquecina y suave como el rayo de luna parecía adictiva.

Y, como estando bajo un hechizo, ambos tenían esa sensación de juntarse más.

El príncipe era quien más parecía querer acercarse, era su oportunidad de poder probar a ese guerrero que por varios amaneceres lo había dejado en desvelo.

Si iba a casarse, quería tener aunque sea la primera y última muestra de afecto que le daría el contrario.

Pero.

-... No. Esto. No está bien.- Bill reaccionó, recordando aquello que le dijo a la princesa mientras bailaban. No iba a serle infiel. Se apartó.- Lo siento. Creo que me estaba dejando llevar.— Soltó las manos de Fangbone, nervioso.

Había arruinado su oportunidad.

— Ejem. Sí.— El guerrero atinó a responder, frunciendo el ceño queriendo comprender que demonios había pasado con él, casi lo besa y ni lo había impedido.

Se formó un silencio.

— Mi gente tenía razón, ustedes tanto holgazanean que su piel es demasiado suave.—

— ... ¿Eso es un insulto o un halago?— Preguntó el pecoso, luego de esas palabras, esbozó una sonrisa cálida.

— Tómelo como quiera. Ya lo dije.— Trató de sonar a la defensiva, pero más parecía un pequeño juego amistoso entre ambos jóvenes.

— Controle lo que dice, bárbaro. Este es mi reino y yo tengo el poder aquí.— Empezó a jugar, imitando a esos reyes tiranos que leía en sus libros de historia.

— ¿Poder? Hah. Un niño como tu, no podría ejercer nada de poder. Ni sobre un ejército de patos.—

— Ouch, eso sí me dolió.— Fingió indignación, luego golpeó el pecho del bárbaro de manera amistosa.

Ambos rieron.
Era extraño como de un momento a otro empezaron a llevarse bien.

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La historia será cancelada hasta nuevo aviso 😔

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