⇢ 𝚟𝚊𝚕𝚜

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- No, no, no. Joven Billiam, debe mantener una buena postura y una vista fija en la doncella.- La hechicera indicó, tocando con un palito de plata la espalda y el mentón del pelinaranja para que siguiera la indicación.- No mirar a la dama en el vals es una falta de respeto. Y tienes que comunicarte con ella.-

- Pero solo será un baile. Probablemente no la vea en mi vida, otra vez.-

- No solo es un baile, príncipe. Mire, no quería decírselo, pero va a bailar con su futura esposa ese día. Ese día también se celebrará su compromiso con la princesa del reino vecino- Habló, dándole una señal a la sirvienta con la que bailaba Bill para que se retirara del salón.

- ¿Qué? ¿Por qué?- Estaba confundido, no comprendía, ¿Su madre había arreglado un matrimonio? ¿Su madre, quien se casó por amor?.

- Entiendo su sorpresa. Pero es por algo diplomático, según lo que oí, es solo una alianza.-

- Pero mi madre y padre se casaron por amor...- Susurró, sintiéndose decepcionado. Luego de pensar por un par de segundos miró al frente, determinado.- Ella va a escucharme.- Dijo, comenzando a caminar al salón principal, buscando a la reina.

[...]

-¡Madre!- Exclamó sin mucha fuerza, el príncipe, abriendo la puerta del salón principal. La reina estaba ordenando varios detalles a los sirvientes

- Un momento, Bill. Estoy algo ocupada.- Dijo, aún dando indicaciones a los sirvientes.

- ¿Por qué arreglaste un matrimonio para la gala de mis dieciséis inviernos?- Reclamó, sintiéndose traicionado por su propia madre.- Madre, yo no quiero casarme con quién sea que hayan escogido.-

- Uh...- Ella quedó en silencio. Los sirvientes que estaban en ese instante se quedaron estáticos, todo se había paralizado al oír aquellas palabras.
A toda velocidad, los lacayos abandonaron la sala, solo se encontraban los dos nobles, claro que no faltaba algún chismoso escuchando todo al otro lado de la puerta.- No volveré a pedirle consejos a esa hechicera chismosa.- Murmuró con molestia, luego siguió.- Ejem. Fue la última voluntad de tu padre, antes de ir a la guerra. Además, él ya lo tenía preparado desde antes de que nacieras.-

- Pero, pero no es justo. Madre, tu te casaste con él por que lo amabas ¿Por qué no puedo yo hacer lo mismo?- Preguntó, tomando ambas manos de la mujer, buscando compasión en ella.

La reina lo miró y suspiró pesadamente. Sabía que algún día debía decirle, aunque eso destrozara toda esa ilusión de cuento de hadas que le habían hecho creer de pequeño.

- Hijo, lo siento por haberte hecho creer eso.- Comenzó, Bill observó a su madre, sin comprender.- Realmente... Nosotros también nos casamos, por una alianza de paz, para que la guerra entre nuestros reinos terminase.- Ella continuó, viendo a su hijo incrédulo de sus palabras.- Pero cuando tus abuelos nos reunieron a conocernos, fue hermoso, nos amamos desde que nos conocimos, fue un amor de verdad.-

-... No, no, no, no. No puede ser cierto, madre. No.- Estaba en un estado de negación, su fantasía se derribaba frente de él.- ¿Entonces mi padre esperaba que también me enamorara por un trato?-.

- No, Billiam. Tu padre quería que fueras feliz, pero... A veces los deberes reales son más importantes.-

- Importantes. Hah... - Murmuró, con la mirada baja y perdida. No tenía más que decir, y por más ofensivo que sea, se fue del salón sin decir nada más. Abriendo la puerta abruptamente, logrando que varios sirvientes que escuchaban cayeran al suelo.

Fue al establo real y tomó a su mejor caballo, iba a dar un respiro, a las afueras de la gran muralla del reino.

Galopó lo más lejos, hasta que no quedara nada de su hogar. Estaba en una pradera seca, con árboles un poco torcidos y madrigueras en el suelo.
Estaba solo, ahí fue cuando se desahogó. Empuñó su espada y golpeó los árboles, desquitándose en estos para llegar tranquilo al palacio.

➳ Ƭωօ ƙíղɠɗօɱʂ ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora