⇢𝚛𝚎𝚋𝚘𝚛𝚗

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No había oído ese nombre antes ¿"Fangbone"? ¿Quién era?

Esperaba que el pelinaranja despertara para poder hacerle esa pregunta, sin embargo fue descubierta dentro de la habitación por la reina Goodwin.

— Heather.— La monarca jadeó con sorpresa de verla.

— Lo lamento mucho, majestad. Yo, Bill bebió un té de Belladona... Y se quedó dormido.— Ella trató de explicarse, se sentía avergonzada de invadir su alcoba cuando ni siquiera estaban formalmente casados.

— No te preocupes, gracias por traerlo a su habitación.— Habló tranquila, no quería hacer un escándalo, Heather estaba haciendo una buena acción y recriminarle por solo entrar a la habitación de su hijo le parecía demasiado exagerado.— Ve, yo cuidaré de él.— Esbozó una dulce sonrisa. La princesa asintió y caminó a la salida de la habitación, no sin antes detenerse a preguntar.— No quisiera ofenderla. Pero quiero preguntarle algo.—

— Dime.—

— ¿Quién es Fangbone?—

La reina abrió sus ojos tanto como pudo en el instante que escuchó ese nombre.

— ¿Dónde oíste ese nombre?— Preguntó.

— Prometo que no quiero hacerla enojar, majestad. Solo tengo curiosidad porque escuché al príncipe decir eso mientras dormía.— Bajó la mirada y cerró sus ojos, esperando una reprimenda por eso.

— Él es... Amigo de mi hijo. Un... Noble, futuro líder de su reino.— Nathalie distorsionó aquella idea real del bárbaro, claro, sabía que Heather no iba a hacer algún comentario como los de la reina, su madre. Pero temía que esta última use esa información en contra suya.

— Oh ¿Y vendrá a la gala por la celebración del príncipe?— Interrogó, nunca había oído de aquel supuesto noble, quizá era de tierras más lejanas o de un reino recién formado que aún no tenía su espacio en los mapas.

— Sí, creo. Esperamos que sí esté presente.—

[...]

— Es tu última oportunidad de ver las defensas del palacio. Yo estaré con la reina, tu eres joven, podrás pasar entre ellos con mayor agilidad.— OsoHacha le habló a su discípulo, este atendía mientras bebía un tarro de hidromiel para mantenerse calmado.

— Líder del clan OsoHacha, Fangbone va a necesitar un poco de ayuda en esquivar a esos nobles. Si lo ven merodeando fuera del límite podrían apresarlo.— El hechicero trató de ser la razón, sin pasar por encima de su líder. Después de todo se preocupaba por el menor.

— A menos que ese príncipe me haga un recorrido.— Habló el guerrero, ya algo embriagado con el hidromiel, lo suficiente como para soltar la lengua.— Ese niño está demasiado interesado, será fácil.—

Eso preocupó a ambos mayores, cruzaron miradas, teniendo un pensamiento erróneo de lo que Fangbone expresaba.
Pero era una buena idea.

— Bien, lo convencerás de que te muestre el palacio. Cuando tengas la información regresarás a mi y nos iremos de la celebración antes de que ese lugar corrompa tu mente.— OsoHacha accedió al plan. Asintiendo con firmeza.

— ¿Cuantas lunas faltan para la gala?— SauceMagico preguntó, con una obvia curiosidad.

— No muchas, debemos estar listos. Fangbone, ve a tu tienda. Debes descansar.—

— Sí. Hacha Líder Clan Oso...— Respondió, levantándose. Procedió a caminar a su tienda.

— Y dale algo para su dolor de mañana, SauceMagico.— Le indicó al hechicero, él asintió y con velocidad acompañó al joven para que no se tropezara.— Grom, este niño será líder del clan, ruego que no sea un débil de mente.—

.

A media noche, Fangbone despertó. Con un ligero dolor de cabeza punzante.

— ¿Por qué propuse eso al líder del clan?— Se cuestionó, tomando su rostro con sus manos en un gesto frustrado.

De seguro ese niño no lo va a dejar en paz.
Al menos estos días no tuvo que verlo, según por lo que escuchó, no podía ir al palacio con los cachorros por una reunión familiar. No era algo que debía importarle, pero le daba cierta curiosidad, saber que era de ese noble.

El que "renació" del vientre de una Hojilla-Lombriz.

Y, pensando seriamente en eso. Su mente se inundó en cómo aquel joven logró vencer a esa bestia, tal vez fue muy prejuicioso con los nobles.

Era impresionante.

Lo había subestimado con esa cara de bobo enamorado que carga todo el tiempo cuando trata de hablar con él.

Tal vez, quería conocerlo de verdad, en aquella gala. Cuando esté en el recorrido.

¿Conocerlo de verdad?

Reaccionó violentamente a aquel pensamiento y sacudió su cabeza tan fuerte que parecía en algún momento iba a desprenderse de su cuerpo.

— ¡No, no! Él es solo un patético. Yo solo voy a recoger información del palacio. Eso es todo.— Se regañó, decepcionado de sí mismo por tener esos pensamientos.
Se obligó a acomodarse en su cama y continuar durmiendo. Eso sería posible si no fuera por sus pensamientos invasivos, que no le permitían siquiera pegar el ojo.

Así estuvo, desvelado esa noche. Al amanecer no tuvo más remedio, debía esperar a la siguiente noche para descansar.

[...]

— ¿Cómo te sientes, hijo?—

—Bien... Me siento... Mejor, ese té de Belladona fue muy efectivo.— El príncipe se estiró en su cama, con sus brazos extendidos, emitiendo un bostezo mañanero de descanso puro.

— Me alegro, hijo. Heather estuvo muy preocupada.— Acarició la mejilla de su hijo, dulcemente.

— Ella es muy amable. Me agrada.— Bill esbozó una sonrisa. Algo triste, recordando que ella era su futura esposa.

— Estoy feliz de que ella te agrade.— La reina sonrió, contagiada por la sonrisa de su hijo.— Pero, ven. Vístete y baja al salón principal. La hechicera Gilliam tiene que entrenarte para el baile. Y ahora que la princesa Heather está aquí,  pueden bailar juntos.— Ella indicó, caminando a la puerta principal de la alcoba y así darle privacidad a su hijo.

— Sí... será divertido.— Su sonrisa desvaneció al oír eso. Solo esperaba que esos días pasarán con la mayor velocidad posible.

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Oigan ya no tengo ideas para la historia pipipi

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➳ Ƭωօ ƙíղɠɗօɱʂ ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora