CAP, 14.

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Giacomo Di Crescenzo.

Mi cerebro se tardó un poco más de lo que me gustaría en reaccionar. Eso no me gusta de mí, me dejo llevar por el shock.

Algo que siempre he admirado de Thimothée Bleu y lo digo con mi sexualidad bien alta, es la capacidad que tenía para responder rápido ante una situación. Inmediatamente. Casi como si lo supiera. Crecí pensando que él fijo sabía cuando algo estaba sucediendo, nada lo sorprendía, porque si lo hacía, utilizaba esa emoción para planificar algo.

Claro que no era normal que Alessandro Greco viniera a mi casa un domingo.

Claro que Dea nunca iba a dejar pasar por alto el hecho de que me distancié.

Y obviamente las palabras raras de Lèa me resuenan, ¿podría ella saber? ¿Cómo? Eso es lo que no me termina de cuadrar. Si, Lèane Bleu está absolutamente loca, de hecho, su locura la hizo aterrizar en mi casa sin memoria, lo que nos hace hablar bastante de su precaria salud mental. Pero el hecho de que sea una demente no conlleva que tenga poderes psíquicos que la van a hacer adivinar todo lo que tenga que ver con los Greco. Ella no pinta absolutamente nada ahí. Pero me lo dijo. Me lo advirtió.

Lèa me hizo saber que algo iba a pasar. Que se venía un shock para mí. Me dijo que había sido un pendejo todo este tiempo y de nuevo subestimé sus palabras ya que poco se le puede creer a alguien con esa cordura. Ahora, cuando me dijeron esto, lo primero que hice fue correr hacia la piscina donde sabía que iba a estar, para que me soltara lo que fuera. Una pista. Un algo. Y se quedó callada. Perdí una hora entera de mi vida intentando sacarle información a una mujer que solo me guiñó un ojo y siguió nadando, como si yo no estuviera ahí pidiéndole luz. Algo. Pedía era un solo algo.   Una reacción. Un actuar, pero realmente uno no puede tener su fé en personas que no están equilibradas mentalmente.

Por mi cabeza pasan diez mil cosas y una de ellas es que no me quiero casar. No con ella realmente.

Lo mío con Dea empezó hace mucho tiempo atrás, estábamos entrando a la secundaria y me di cuenta del impacto social que teníamos. Todos me amaban a mí. Todos querían saber de mí en Sicilia. Todo el mundo también quería saber de Amedea porque era quien más se mostraba en redes y, a parte, arreglaba para cualquier situación.

Éramos la dupla perfecta en el momento perfecto.

Recuerdo que a mi padre le causó controversia, claro que no era lo más correcto ver al hijo del jefe de la mafia siciliana con la hija de la familia mas correctas que habitan en la tierra. Me lo dejó pasar únicamente porque sabía que yo no quería absolutamente nada serio con ella y que eventualmente se acabaría cuando a mí me tocara casarme con alguien que si pudiera darme el estilo de vida que se ajusta a lo que necesito.

La molestia parece que quiere superarme. La dependencia me ahorca y es entonces cuando entiendo más que nunca lo que hizo Thimothée Bleu. Para el despiadado no era suficiente ser el hijo de Gabriele Bleu, él tenía ambiciones y demostró lo
importante de tener reconocimientos personales y no en base a lo que han hecho tus padres, porque, entonces, estás amarrado de pies y manos haciendo únicamente lo que otros te digan porque tú no tienes nada mejor para ofrecer.

La llegada de Lèane a la casa me ha ayudado a analizar tantas cosas...

—¡Amedea Greco! ¡Baja! ¡Hija de mil putas!—Los gritos en italiano van acorde a la desesperación que siento y el asco completo que le adquirí a esta loca porque embarazada no está nunca.

No es por nada, pero si hay alguien paranoico respecto a un embarazo precoz soy yo, porque he visto a mi madre. A pesar de que Stella Angelo me ame de manera irracional, me considere lo mejor de su existencia, soy totalmente consciente de que fui espontáneo, poco esperado y le dañé los planes que tenía a futuro ya que se tuvo que quedar amarrada a mi papá para tener una vida digna y darme a mí todos los valores que traen el tener una casa y familia medianamente perfecta. Se esforzó por mí y yo podré ser la última persona que tiene un mínimo de interés hacia los demás, pero no forzaría a una mujer a quedarse a mi lado por ocio. Por ello es que, por recomendación de mamá, tengo un método anticonceptivo, que, a menos de que yo decida interrumpirlo, me imposibilita llegar a embarazar a cualquier mujer ya que jamás mis espermatozoides harían contacto con sus ovulos. No llegarían.  No habría concepción.

SIGILIO: Cadenas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora