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⠀ en un mundo donde a la gente le gusta pasar los fines de semana emborrachándose y teniendo sexo; unos jóvenes deciden olvidarse de todas sus preocupaciones y ser quienes son, sólo por una noche.
y había un lugar donde podías hacer precisamente e...
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el aire cálido golpeó a los dos en la cara.
estaban prácticamente abrazados por el humo y los mil olores diferentes que se mezclaban en la enorme sala frente a ellos.
jisung se acercó a la barandilla de el balcón en el que estaban.
directamente debajo de ellos parecía estar la pista de baile, bañada en sombras que contrastaban con las luces de neón que parpadeaban, aterradoramente vivas, sobre la multitud.
minho se quedó clavado en el umbral de la puerta. miró hacia la escalera, que giraba alrededor de un jarrón de vidrio donde la luz verde se encontraba con una especie de cristal y la absorbía. ¿a qué película acaba de entrar? tal vez a matrix real...
-oh dios mío. -jisung chilló por encima de la música, volviéndose apresuradamente hacia su mejor amigo. -vamos, no puedes oír nada desde aquí arriba-. y antes de que minho pudiera protestar, jisung ya bajaba corriendo las escaleras.
-sigue siendo una maravilla, cómo no se ha caído en sus estúpidas plataformas todavía... -minho murmuró para sí mismo.
sólo entonces, y después de un poco más de maldiciones, se dirigió a las escaleras. con cuidado, dio un paso a la vez. su mano rozó la superficie lisa de la barandilla mientras trataba de no parecer un idiota en la escasa luz presente.
al fondo, la música parecía diez veces más alta. ahora estaba presionando sus pulmones con toda su fuerza, y cada aumento de graves, por pequeño que fuera, lo golpeaba en el estómago. minho ya no pudo reprimir su sonrisa.
a su izquierda, sobre una amplia plataforma estaba todo lo que te viene a la mente cuando piensas en "caro y cómodo".
a su derecha, una sola masa de cuerpos danzantes se extendía como si fueran realmente uno.
difícilmente podía apartar los ojos de la imagen de personas aferradas unas a otras mientras bailaban al ritmo; era como si minho estuviera interrumpiendo el momento más íntimo, pero realmente no podía apartar la mirada.
cada fibra de su piel anhelaba bailar. anhelaban darle a ellos el control sobre él. pero minho había olvidado que estaba congelado en el último escalón.
-maldita sea... -me aclaró la garganta y apartó la mirada.
luego caminó directamente hacia adelante, por el estrecho pasillo entre la pista de baile y la plataforma. su destino era el bar, con un mostrador negro.
el cantinero, con un delantal verde oscuro, lo vio venir de un poco más allá; si minho juzgaba correctamente la expresión del hombre.
-¿tu primera vez?
¿por qué todo el mundo da tanto miedo por aquí? el hombre era más alto que él, cabello castaño corto con raya en el medio y una voz suave. era gracioso que pudiera entenderlo tan bien. minho asintió para responderle.
