17. La varita de cerezo

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Guía de colores de Han JiSung:

Rojo: enojo; Rosa: vergüenza; Violeta: amado; Azul: triste; Celeste: emocionado; Blanco: peligro; Amarillo: preocupado; Verde: asustado; Naranjo: confundido; Gris: dolido; Marrón: neutro; Verde menta: alegre; Negro: cansado; verde oliva: miedo; Rosa pálido: culpa; Rubio cenizo: nerviosismo; Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma.

Capítulo 17

La varita de cerezo

Mayo 1, en la noche

La realidad golpeó a JiSung con fuerza.

—Bueno...

Un poco nervioso, MinHo y JiSung finalmente se separaron; con rapidez, JiSung empezó a restregar sus ojos para que sus iris no delataran algún tipo de color, pero al terminar y ver sus manos, vio como sus uñas se tornaban violeta.

«¡Ah! —se quejó, escondiendo rápidamente sus manos en las mangas de su polerón—. ¡¿No puedo ser normal por una maldita vez?»

—¿Por qué estás calvo? —cuestionó MinHo, intentando también librar un poco su incomodidad.

—Eh..., cierro ciclos —se justificó JiSung, acariciando su calva.

—Ni siquiera tienes pestañas o cejas.

—Detalles.

JiSung tosió un poco. MinHo sostuvo un rato la mirada en él- un tiempo mucho más de lo que JiSung podía soportar, y suspiró.

Las palabras de HyunJin, las cuales recordaban que MinHo le presentaba lealtad a su familia, se encontraban con obvia permanencia en su mente. El chico no debía de por qué valer por algo que fuera extraordinario o rompiera con su tradicionalismo. Pero lo que HyunJin no sabía (y lo que JiSung encontraba bastante doloroso, en realidad) es que, si la familia de MinHo sigue esa antigua filosofía del ser humano perfecto, aquello colocaba a MinHo en una gran disyuntiva.

Aunque MinHo no brindara en ese instante con su insignia de prefecto y una túnica elegante como usaba en clases, ambos tomaron asiento junto a los barriles en el frío suelo. JiSung rezó para que la profesora Sprout o ningún prefecto los interrumpiera en ese instante.

—¿Cómo fue? —preguntó JiSung en voz baja.

MinHo encogió sus rodillas y metió sus dedos en el espacio de su pie y zapato. Él lucía como si la situación lo colocase ido. JiSung podía notar cuán ansioso estaba él, y dejó que MinHo se tomara su tiempo para que pudiera hablar.

Incluso, por un instante, JiSung viajó en el tiempo a su primer año: enero.

Fue de pura casualidad que JiSung haya querido practicar su transformación completa durante una luna llena en un espacio seguro y mágico, pero él aun era muy pequeño. Por eso, parte de su espalda se fracturó y se malformó- si no hubiese sido por la rápida intervención de Madame Pomfrey, él probablemente habría muerto. JiSung despertaría después de ese incidente varias veces en la enfermería por el resto de su vida, pero fue esa primera noche en luna llena donde, descansando con las mismas heridas, la cama junto a JiSung se encontraba un MinHo de segundo año con vendaje en su cara, torso y hombros.

—¿Tú también eres uno? —había preguntado el MinHo de trece años.

—¿Un qué? —divagó JiSung, dubitativo.

—Hombre lobo.

No. JiSung no lo era. Y MinHo se arrepintió al instante de haberle preguntado.

Ese pequeño MinHo de trece años era el mismo que el que JiSung tenía en frente: el de diecisiete. Tan temeroso de hablar pero esperanzado de que el otro le entendiera.

Han JiSung y el gato platinado [#3]; minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora