¡Oh, luna!

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Creía tener mis pensamientos y sentimientos en calma, creí que mis demonios se habían ido y que por fin podría estar en paz, pero apareciste tú y volteaste todo mi mundo de cabeza.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo es que lo permití? ¿Cómo es que un simple juego me llevó a anhelar más?

¡Maldita sea! ¿Cómo conseguiré sacarte de mi mente?

Te me metiste en lo más profundo del alma, pero estás tan lejos que por más que quisiera, por más rezos a la luna no puedo tenerte y solo me hundo en lo más profundo de esta cruel agonía.

En lo más profundo de la oscuridad de mi habitación me sumerjo en mis pensamientos, en esos sueños en donde únicamente puedo sentir tus labios sobre los míos y tu piel junto a la mía.

Esta distancia solo me enloquece, me atormenta cada día más, necesito sacarte de mí, quiero recuperar mi tranquilidad... ¡Mira mis brazos! Ahí están las marcas de la navaja en la cual he encontrado consuelo, desgarro mi piel cada noche mientras miro la luna que no me dice nada ¡Oh luna, dile que le añoro cada noche!

De nuevo estoy aquí, abriéndome la piel una y otra vez porque con cada corte siento que algo de ti sale de mi ser, siento que esta distancia entre tú y yo no existe, con cada derrame de sangre se apaga este deseo por tenerte.

Estoy delirando, imaginando que estás a mi lado tomando mi mano mientras la luna me mira con pena ¡Oh luna, no me mires así! ¡Caprichosa tú, que la pusiste en mi camino sabiendo que jamás podré tenerla!

Solo a la distancia estarás, tan lejos de mis brazos y tus mensajes es lo único que tengo ¡No puedo más! ¡No puedo seguir así si no te tengo! Y entonces la navaja se desliza sobre mi cuello, la sangre corre lento por mi pecho y mi mirada se pierde en el blanco brillo de la luna...

¡Oh luna, te rezo una vez más! Hazme volver... Talvez en otra vida, en otro tiempo y en otro lugar le encuentre para estar juntos ¡Ay amor, te veré pronto!



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