Prohibido

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No puedo tenerte lo sé, pero es que no puedo dejar de mirarte, de hablarte, de rozar tu mano en cada oportunidad. No sé en qué momento comencé a sentir una fuerte atracción por ti, te deseo y quisiera al menos probar tus labios una vez.

He llegado a imaginar que tus manos me acarician, que tus labios se funden con los míos, que nuestros cuerpos se mueven en un vaivén desbordante de placer.

¿Estoy mal? ¿Cuántas veces negaré que sueño con otra piel? ¿Será una forma de infidelidad el pensarte?

Debo dar fin a este tormento porque de lo contrario estoy a nada de correr a tus brazos y pedirte que hagamos realidad aquello que tanto hemos deseado.

Este es el momento, tú y yo solos, lejos de la mirada de los demás, no hay marcha atrás, debes desaparecer.

Un cuchillo atraviesa tu pecho una y otra vez, tu respiración se vuelve entrecortada, el brillo de tu mirada comienza a desvanecerse y caes, me siento a horcajadas sobre ti para poder probar esos labios que eran prohibidos, me quedo junto a ti hasta que te veo exhalar tu último aliento.

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