El día amanecía, y Ivy se encontraba sentada en su ventana abrazando sus piernas, de nueva cuenta miraba a Hans cabalgar sobre su corcel. Desde su llegada, el espiar al ex príncipe se había vuelto un habito para la princesa.
Con mirada triste, Ivy miraba como su Huésped regresaba de nueva cuenta al castillo, para prepararse para el desayuno.
Desde su llegada, Hans había cambiado radicalmente a Ivy. Por primera vez ella hablaba con alguien que no fueran los criados, ni mucho menos su ex familia. Desde aquel día que sus mariposas le habían dicho quien era realmente, su corazón poco a poco comenzó a mirarlo de forma diferente.
Las lagrimas recorrían sus mejillas y Ivy las secaba con sus dedos indices. Mientras pensaba en los bellos momentos que había pasado en compañía de su huésped. Pero de forma inmediata aquella treta que le había puesto los primeros días cuando el había llegado, comenzaba a incomodarla.
-No debí haberle mentido y ahora ya no se que hacer con el.- decía Ivy, mientras ocultaba su cabeza en dentro de sus brazos.
Entonces, al cerrar sus ojos aquella figura de Hans llegaba a su mente. Su sonrisa tan peculiar y esa mirada tan atrayente mirándola con atención, mientras le ofrece su mano con educación y caballerosidad, todo mientras aquella fragancia tan masculina del príncipe, la va atrapando poco a poco.
De pronto Ivy levanta su mirada, solo para descubrir que era solo su imaginación. Ante esto, una mueca de disgusto se dibuja en su rostro y con molestia desvía su miraba aun costado reprochándose a si misma por tener aquellos pensamientos, pero queriendo que aquello fuera realidad.
En ese momento, llamaron a su puerta. Ella no se inmuto, ni mucho menos trato de evitar que la vieran en ese estado, pues para aquellas alturas el ser descubierta por alguno de sus criados era algo que la tenia ya sin cuidado.
-Adelante.- contesto ella en tono de resignación.
La puerta se abrió y para su suerte era Gerda, la cual había llegado a avisar sobre el desayuno.
-Señorita Ivy El desayuno....- dijo Gerda, la cual al mirar el estado de la princesa interrumpió el anuncio que estaba por dar.
Mirándola con extrañeza la mujer se acerco a ella, recordando lo quisquillosa que era la princesa con su espacio, se mantuvo a una distancia prudente.
-Su Alteza...que le ocurre.- dijo Gerda a la blanquinegra mientras la miraba detenidamente.
Ella por su parte, miraba por su ventana los jardines de su castillo, y con tristeza pensaba en su amado príncipe. Entonces con los ojos llorosos giro su cabeza en dirección a su ama de llaves, mostrando por primera vez su tristeza y su verdadero yo.
- Gerda...- decía la blanquinegra entre sollozos para después volver a ocultar su cabeza entre sus brazos.
La mujer, al mirar aquella escena, decidió acercarse hasta donde estaba ella. Sentándose a su lado, puso su mano sobre el hombro de la princesa.
-Mi niña, que te pasa por que lloras.- dijo Gerda a la joven en tono dulce, tratando de consolarla.
Ivy, no pudiendo mas, estallo en lagrimas y callo en los brazos de Gerda, buscaba su consuelo y sus sabios consejos. La mujer la atrapo delicadamente, entonces abrazándola con ternura comenzó a escuchar con atención los problemas de aquella mujer que había conocido desde que era una niña.
-Estoy comenzando a sentir cosas por Hans, el pasar tiempo con el me ha permitido conocer los colores del mundo.- decía Ivy sollozando en el hombro de Gerda
Abrazándola tierna miente y acariciando su sube cabellera, la mujer escucha de forma detenida, mientras le habla al oído a su princesa:
-Y que es lo que le impide ser feliz su alteza.- contesto la mujer
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Hans x Ivy : Yo quisiera ser
FanfictionHans descubre a Elsa con Jack frost, por lo que decide abandonar Arendelle, es así que llega hasta un castillo blanco y negro donde conoce a la princesa Ivy, con el tiempo ambos se irán conociendo y pronto descubrirán que poseen un pasado muy simila...