CAPÍTULO 5: Ay, mi pequeñita...

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Hayley y yo estábamos normal, como si nada de ayer hubiera pasado. Menos mal, porque yo...no podía besarla. No podía.

-Hola James-era ella. Me miró a los ojos por un momento-¿En qué pensabas?

-Nada, en que ya me faltan 3 días para que me quiten esta mierda-y le señalé la escayola.

-Lo del otro día...-joder, no quería hablar de eso.

-Perdóname Hayley, es que yo no puedo besar a nadie, tengo miedo de encariñarme con alguien...como me pasó...

-No me tienes que dar explicaciones. Si alguna vez pasa algo entre nosotros está bien, sino no pasa nada. No voy a dejar de hablarte por eso.

-Ay mi pequeñita...

-Ya sabes que no me gusta que no me llames así-y se rió.

-Pues te voy a seguir llamando pequeñita porque no llegas ni al metro sesenta-y cruzó los brazos.

-Qué malo eres-y puso la boca en forma de puchero.

-Y tú qué pequeñita-y le sonreí con tono burlón.

-No tienes remedio-y se empezó a reír.

-Ya veremos si me enamoras, Evans.

-Créeme que lo harás, tarde o temprano. Y esta vez no va a ser como los demás chicos...-me miró con una ceja enarcada.

-¿Cómo?

-Nada, ya lo averiguarás-y se fue a la clase que le tocaba. Yo decidí imitarla y me fui a la clase de economía.

Llegué un poco tarde, y no me acordé de que tenía examen y no estudié, pero bueno, lo hice bastante bien, eran preguntas que se podían responder con lógica. Las respondí tranquilamente y me enteré de que Daniel estaba muy preocupado por algo, y le hice una seña para que los dos vayamos al baño a hablar.

-¿Estás bien?

-Sí, es que no sabía responder al examen...me da que voy a suspenderlo...

-No pasa nada, es solo un exámen y acabamos de empezar un nuevo curso. Por un exámen no vas a suspender todo el curso.

-Ya, tienes razón. Bueno, ya es hora de irse a casa, son las 15:00-y nos fuimos a casa.

Estuve andando por la playa-como siempre lo hago porque sabéis que me encanta hacerlo-y escuché a alguien gritar. Fui corriendo con el brazo escayolado a ver dónde estaba la chica que pedía ayuda-porque la oí a lo lejos-hasta que me di cuenta de que era Hayley, mi pequeñita. Mierda.

-¡HAYLEY!-grité a la nada, a ver si alguien me respondía, pero nada, no me respondía.

Estuve buscándola un buen rato, hasta que oí a alguien llorando. Estaba ella tirada en una esquina...desnuda. Joder, ¿pero por qué mierdas la hacían eso?

-James...-me dijo llorando. En ese momento me dio igual si estuviera desnuda o no, la levanté del suelo y le di mi sudadera para que se tapara, ya que su ropa había desaparecido por todos lados.

-Gracias...

-Oye Hayley, no puedes seguir así. Tienes que decirle a alguien.

-No, yo...tengo...tengo mucho...miedo...

-Escúchame-y le cogí las mejillas-no puedes dejar que te hagan esto mi pequeñita, tú no te mereces esto.

-Ya sé...pero me da miedo que...luego me...pueda hacer algo...yo...

-Ey, tranquila...espera...Hayley respóndeme a una pregunta sinceramente por favor. ¿Qué mierdas te han hecho esos tíos?

-Me han...tocado sin permiso..., me han pegado...y...yo no me he podido defenderme...yo...-y en ese momento la abracé con todas mis fuerzas, siempre lo hacía, sí, pero ese abrazo fue diferente. No fue porque me diera pena no, era un abrazo como diciendo que la iba a proteger con todas mis fuerzas. La iba a proteger aunque fuera lo último que hiciese.

Irresistible imperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora