CAPÍTULO 12: Ni se te ocurra

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Los próximos días pasaron volando, siempre era igual, parecía una rutina diaria: Los días importantes yo iba a casa de Hayley a estar con ella y su familia, y a veces ella también venía a cenar o comer con mi madre y conmigo. Mi padre me llamaba a veces, y yo hablaba con él aunque no lo quisiera.

Hayley y yo enderezamos nuestra relación muy rápidamente, y algunas veces me quedaba con ella a dormir cuando su familia no estaba. La verdad es que me gustaba esa vida que llevábamos, aunque ya era 7 de enero y el 10 empezábamos otra vez las malditas clases.

-¿Vamos a tomar algo a la gofrería de al lado?-me preguntó Hayley. Me quedé con ella esa noche en mi casa ya que mi madre estaba en una fiesta de su trabajo.

-Sí, pero espera un poco que me quiero duchar-respondí.

-¿Puedo ducharme contigo?-me preguntó abrazándome por detrás.

-Pues claro que puedes-le cogí en brazos y la llevé conmigo a la ducha.

Estuvimos ahí bastante tiempo la verdad, yo la rociaba con el gel mientras ella me tocaba los abdominales, era perfecto. De repente, alguien me llamó al móvil y nos cortó todo el maldito rollo. Joder, siempre igual.

-Hola tío, hoy vamos a una discoteca, ¿vienes?-era Jacob.

-Sí, vale, sí voy-dije yo con una sonrisa en la cara. Pensé que me vendría bien un poco de aire y estar con mis amigos, ya que no estaba con ellos desde que terminaron las clases.

-Perfecto. A las 21:30 en mi casa, así vamos los dos juntos.

-Vale-se me ocurrió una cosa: Dylan. Era mi amigo desde que pasó lo de Jade...

-¿James? ¿Sigues ahí?-preguntó Jacob por el otro lado de la línea del móvil.

-Sí, perdona. Una cosa, ¿podría traer un amigo también?

-Claro, tráelo, cuanto más seamos mejor.

-Vale, luego nos vemos entonces-y colgué.

-Siempre nos interrumpen en el mejor momento-dijo Hayley cruzando los brazos.

-Bueno, todavía podemos disfrutar un poco más-los dos volvimos dentro de la ducha encantados.

Terminamos nuestra espléndida ducha, teníamos que desayunar ya. Eran la 10:30 cuando bajamos las escaleras de mármol negro de mi casa, y cogí las llaves. Hayley tenía una camiseta mía puesta, le llegaba hasta el culo, le quedaba perfecto. Era una camiseta que ya no usaba de Guns n' roses, me encantaba cuando me quedaba bien, ya no me quedaba muy bien porque había crecido.

-Venga, vámonos que tengo hambre y quiero comer gofres.

-Mi pequeñita la golosa-le dije con una risa burlona.

-No hace gracia James.

-Oh, claro que hace gracia-dije yo sacándola de quicio.

-Cómo me conoces, ya sabes hasta cómo sacarme de quicio cuando te plazca.

-¿Estás admitiendo que tengo poder sobre tí?

-Siempre lo has tenido, desde el primer momento en que te vi en el instituto y entré con mis dos hermanas por esa puerta marrón.

-Tú sí que me tuviste a tus pies cuando te vi entrar por esa maldita puerta con tu melena castaña y tu vestimenta perfecta.

-¿Y por qué yo y no mis hermanas? Yo no soy nada comparado con ellas.

-Eres tú, eres Hayley Evans, mi pequeñita, y te elegí a tí por esa razón, porque eres tú. Además, yo siempre te elegiré a tí.

-¿De verdad?

Irresistible imperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora