-James-
Ha llegado el gran día, era un 29 de mayo en Los Ángeles, y mi pequeñita y yo nos íbamos a casar dentro de unas horas. Los malditos peluqueros estuvieron agobiándome hasta que me dejaron el pelo como antes lo tenía ya que no tuvieron resultado en arreglarme el pelo como ellas querían.-Bueno, te dejaremos aquí tranquilo. Te quiere ver Phillipe-mierda. No me apetecía nada de nada charlar con el padre de Hayley, ahora que iba a ser mi suegro me sentía bastante incómodo cuando él estaba cerca de mí.
-Hola hijo-me saludó amablemente. Tenía un traje azul marino, que le resaltaba un montón con sus ojos que eran azules.
-Vas muy bien, te queda bien el traje, sobre todo ese color.
-Gracias, tú también estás muy guapo, aunque...¿tu pelo...?
-Las peluqueras se han rendido con ponerme bien el pelo porque no han podido hacer nada. Mi pelo es muy resistente, si mi peinado es así no se puede cambiar tan fácilmente.
-Ah, bueno. Así estás bien. Vengo a decirte una cosa-joder, ya empezamos con la charlita de los padres.
-Te escucho.
-Vengo a decirte que me alegra saber que Hayley esté contigo y que se va a casar contigo y no con otra persona.
-¿Por qué dices eso?-pregunté confuso.
-Desde el primer día supe que tú eras especial, diferente al resto. Como ya sabes, su madre la obligaba a romper el corazón a todo el mundo y ella lo ha hecho sin más, pero cuando estuvo contigo el primer día que nos presentaron...supe que no te haría eso-luego se acercó a mí y me cogió de las manos-no he visto a mi hija tan feliz con alguien más que contigo, por eso digo que me alegra saber que eres tú, no cualquiera.
-Gracias de verdad. Te aseguro desde ahora que aunque seamos jóvenes todavía no la voy a dejar tirada. Nunca haría eso a Hayley. La amo, la amo de verdad.
-Lo sé confío mucho en tí-me dijo Philippe, y luego me dio un abrazo amigable, esas con palmaditas en la espalda.
-Hayley-
Estuve muy estresada por la boda: pon esto aquí, esto no es así...quería tenerlo todo perfecto. Además las diseñadoras que contraté para ayudarnos un poco con la decoración querían poner rosas blancas y yo no quería.-¡Te estoy diciendo que es mi boda, y yo quiero rosas rojas! ¡Me da igual si queda mal, pero aquí mando yo!-dije gritando.
-Ey, tranquila hija, te harán caso. Por favor Margaret, pon las rosas rojas más bonitas que encuentres. Del dinero me encargo yo, que ya sé que cuestan más dinero que las blancas.
-De acuerdo señor-yo la miré satisfecha porque conseguí lo que quería. Tan cabezota como siempre, hasta en mi propia boda era así.
Fui a buscar mi vestido que era precioso, no os voy a mentir. Tiene las mangas de encaje con patrones de hojas, la espalda descubierta y por último una falda abierta que tenía una tela blanca muy bonita por encima. Me encantaba, además el velo también era perfecto. Mi corona era de flores rojas, obviamente eran rosas, pero de mentira. Así combiné mi vestido perfecto, me sentía guapísima con las ondulaciones que me hicieron el pelo y el maquillaje que me dieron.
-Estás guapísima-la tía de James entró por la puerta después de darle dos golpecitos.
-Gracias Jane-le dije dedicándole una sonrisa con los labios rosados por el pintalabios que me dieron.
-¿Estás bien?-joder, ¿tanto se me notaba que estaba nerviosa?
-Bueno..estoy nerviosa.
-Se nota. Pero tú tranquila, ya sabes cómo es James.
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Irresistible imperfección
RomanceLas hermanas Evans, las chicas que han roto el corazón a muchos chicos...hasta que James Davis viene. James enseñará a la hermana mayor una muy buena lección, lo que es amar de verdad, pero las cosas se tuercen muy deprisa... ¿Será que le romperá e...