-¿Y nuestras familias? ¿Qué pensaran?
-No vivamos para ellos, vivamos para nosotros y nuestro amor eterno
Una enemistad de un siglo y un romance prohibido
En el que una Sutherland se enamora de un Bridgerton, y a pesar de la feroz rivalidad entre su...
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HAN PASADO CUATRO DÍAS DESDE EL BAILE DE BLACKWOOD y Margaret Sutherland sería una tonta si afirmara que cualquier otra cosa que no fuera Colin Bridgerton estaba al frente de cada pensamiento. Ya sea que estuviera recordando cómo él se fue bajo su toque y cómo la hizo sentir a cambio o contando sus palabras de cariño susurradas bajo el beso de la luz de la luna, él era todo en lo que podía pensar. Incluso cuando el sueño reinaba y ella estaba sujeta a la influencia de Morfeo, Colin logró filtrarse en cada uno de sus sueños, recordados o no. A pesar de todo lo demás, lo único que prevaleció fue la sensación fantasmal que aún persistía en sus labios, el resultado de su ardiente beso que quemó la impresión de su boca contra la de ella.
Nunca supo qué esperar de su primer beso. Porque siempre estuvo segura de que no sería nada extraordinario. Maisie siempre supuso que compartiría su primer beso con el hombre con el que se casara, un matrimonio que no sería fruto de un amor profundamente arraigado. Entonces, cuando besó a Colin Bridgerton, un movimiento audaz de su parte, no estaba segura de qué esperar. Pero, su falta de expectativas hizo que el beso fuera mucho más grande de lo que jamás podría imaginar. Claro, supuso que los labios de Colin contra los suyos serían un evento encantador, pero nunca anticipó que la simple acción realinearía las estrellas.
Aunque ella fue la iniciadora, Colin se apresuró a profundizar el beso. Era tan suave y tierno, pero alimentado por el fuego interior. Había tanto significado que empujó a la acción. Un significado con una intensidad tan grave que un millón de palabras nunca podrían expresar suficientemente: las acciones hablan más que las palabras. Él había agarrado un lado de su rostro, su toque tan delicado pero también blandiendo una llama que devoró su piel. Colin la abrazó como si estuviera a segundos de desintegrarse en simples motas de polvo entre sus dedos, perdiéndola para siempre. Aunque estaba pintada con vulnerabilidad, nunca se había sentido tan poderosa como en ese momento.
Más aún, a pesar de las obvias circunstancias desafortunadas que rodearon su amor, había algo tan emocionante en su secreto. Colin era de ella y ella era de él, y ningún alma de otro hombre sabía de su amor, de su secreto tan precioso que tienta la condenación. Su amor nunca podría encontrar la luz del día, nunca podría ser gritado a través de las bulliciosas calles de Londres. Estaba confinado a las sombras y un tono de voz bajo. Sin embargo, con cada segundo que pasaba con Colin, Maisie creía cada vez más que su futuro podía doblegarse a su voluntad. Podrían desafiar a las estrellas. ¿Por qué su amor debería estar condenado? ¿Por qué su amor debe tener un límite de tiempo?
¿Por qué no deberían tener para siempre?
Margaret Sutherland siempre había sido realista. Ahora, él era la causa de su repentino cambio de punto de vista, de su esperanza. Él le dio la esperanza de que podrías tener para siempre.
