acto ii; parte v

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acto ii; parte v

¿QUIERES?

EN LOS DÍAS SIGUIENTES A SU CONVERSACIÓN CON MAXWELL, en los que él descubrió su relación amorosa secreta con Colin Bridgerton, Maisie sintió como si estuviera caminando sobre hielo delgado

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EN LOS DÍAS SIGUIENTES A SU CONVERSACIÓN CON MAXWELL, en los que él descubrió su relación amorosa secreta con Colin Bridgerton, Maisie sintió como si estuviera caminando sobre hielo delgado. Hasta ahora, Maxwell había cumplido su palabra y se mordió la lengua al respecto. Pero cada vez que la miraba, una expresión decepcionada y casi lastimera aparecía en su rostro. Maxwell nunca fue del tipo malicioso, aunque su mero conocimiento de su secreto era desconcertante, no obstante. Tenía miedo de que cualquier paso en falso provocara que el adolescente diera vueltas en su boca. Sin embargo, Maisie no pudo evitar sentirse agradecida de que fuera Maxwell quien tropezó con su terrible secreto. Al menos con él, se le concedió una pizca de esperanza.

Como su mente estaba bastante ocupada con la situación preocupante, se había olvidado del marqués de Lansdowne. Eso es hasta que dos días después del incidente con Maxwell, su hermano mayor se le acercó en el salón de Sutherland. Esa tarde, Montague lucía una sonrisa tensa y profundas arrugas corrían por su frente. Parecía como si hubiera envejecido diez años de la noche a la mañana.

–Margaret–, comenzó y se sentó a su lado. Mirando a Maude por un breve momento en la silla frente a ellos, Montague soltó un breve suspiro. –Pensé que deberías saber que Lansdowne acababa de salir de mi estudio.

Sus palabras la hicieron ponerse rígida. Bajando su libro a su regazo y apretando las delicadas páginas con fuerza en su agarre, preguntó, –¿Qué me importa eso?

Maude ladeó un poco la cabeza, sin duda intrigada por la revelación, mientras practicaba la costura. Su hermana mayor no levantó la vista de su pieza, pero sin duda estaba escuchando con gran atención.

–Ha pedido tu mano.

Maisie se atragantó.

Maude resopló.

El ambiente en el salón Sutherland se volvió sofocante. Las paredes verde salvia se oscurecieron, tragándose toda la luz. El sombrío retrato de los hermanos Sutherland se volvió más sombrío, algo que Maisie nunca supo que sería posible. La luz del sol que se filtraba a través de los cristales de las ventanas se humedecía y consumía por el ambiente tenso. El espacio cerrado estaba sombrío y vacío, un atisbo de su futuro si aceptaba la propuesta del marqués.

Ella no podía casarse con él.

Tosiendo un par de veces para aclararse la garganta, Maisie miró a su hermana que se reía por lo bajo. Luego volvió su atención hacia Montague. Entumecida en el pecho, ella pronunció, –él lo hizo?

Montague asintió. –He aceptado sus deseos, padre también, pero pensé que tú deberías tener la decisión final de aceptar o no.

–Yo deseo·

SUTHERLAND -TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora