Astrid Huntter.
—Hoy tuve un día laboral muy pesado. —me contaba mi madre mientras entraba a la casa y yo cerraba la puerta tras ella.
—Pero no importa ¿Cómo dormiste? —pregunto consciente de que no dormía muy bien cuando ella no estaba en casa.
Mi mente viajó hasta Christofer durmiendo en mi cama y todo lo ocurrido anoche pero no podía decir eso a mí mamá.
—Bien. —me limité a responder. —¿Te preparo algo de desayunar antes de irme al colegio? —pregunté caminando en dirección a la cocina y cambiando de tema.
—No cariño ya se te hace tarde y deberías irte si no quieres perder la primera clase. —me informó sacando ella las cosas de la alacena para hacer su desayuno.
—Esta bien pero no hay prisa. —le hice saber mientras me sentaba en una de las sillas del mesón de la cocina recordando que me pasarían buscando.
Ella me dedicó un mirada de confusión y frunció las cejas para luego preguntar:
—¿Y eso por qué?
—Christofer pasará por mi en unos minutos —informé y justo en ese momento tocaron la puerta principal. —Debe ser el —agregué.
Mi madre frunció las cejas una vez más pero no dijo nada al respecto.
Yo me levanté y me dirigí hasta la puerta para abrirla y efectivamente era Christofer quién estaba esperando pacientemente.
—¿Lista para irnos? —interrogó cruzándose de brazos.
Y la verdad yo no estaba lista, la ropa que me había puesto hace un rato no era la indicada para asistir al colegio y yo de estúpida olvidé por completo cambiarme antes de que llegara Christofer.
—Aún no, debo cambiar mi ropa —le hice saber mientras me daba la vuelta.
—¿Y qué esperas? Ve a cambiarte yo esperaré en la sala. —indicó entrando y cerrando la puerta tras el.
Christofer caminó en dirección a la sala como si fuera su casa y yo lo seguí casi corriendo para poder explicar a mi madre la presencia del chico en la casa sin comenzar la tercera guerra mundial.
Justo en el momento en qué tomé a Christofer del brazo para detenerlo, mi madre salió de la cocina con un plato en la mano el cual terminó en el suelo al ver al chico junto a mi.
—No me lo puedo creer —murmuró mi madre llevándose las manos a la boca y una expresión de genuina sorpresa en su rostro.
—Hola Señora Davidson, gusto en verla —saludó Christofer de una forma muy educada y con una sonrisa.
Mi madre caminó en nuestra dirección y extendió los brazos para abrazar al chico y luego decir:
—Estás muy grande cariño.
Y ahora sí estaba segura de que nunca podría estar más confundida que en este momento.—Y usted se ve más joven que la última vez que la vi — mencionó él mientras mi madre deshacía el abrazo para mirarlo a la cara.
Disculpen me equivoqué, si podía confundirme más.
¿Saben cuál es la cara de póquer? Bueno, la tenía yo en este instante.—¿Ustedes se conocen? —pregunté sin pensar, porque es decir, era muy evidente que se conocían.
Pero mi madre ignoró lo estúpida que fue mi pregunta y dijo —: Claro cariño, Christofer es un chico muy amable, lo conocí hace dos años cuando fue al hospital donde trabajo con la nariz rota por haberse metido en una pelea.
—contó mi mamá muy entusiasmada.
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La Biografía De Mi Boca ✓ [Editando]
Ficção AdolescenteElla, sencilla y muy tranquila. Ellos, locos por ella. Todo cambia en cuestión de segundos. No creo que sea una historia de amor muy bonita o muy absurda típica de los libros pero puede que se sientan identificados con esto, que va más allá de unos...