Astrid Huntter.
Hoy es Lunes. Yupiiiii los lunes son muy divertidos—Nótese el sarcasmo— Me levanté a las seis para arreglarme e irme al colegio para comenzar con mi rutina diaria: Ir, volver, ver películas el resto del día.
Llegué al colegio y entré a la primera clase la cual estuvo más aburrida de lo normal.
Con pesadez me senté en el salón de ciencias la cual es mi segunda clase y dejé caer mi mochila a mi lado en el suelo, esta clase se me hacía más larga que todas las demás y cada vez que me tocaba las ganas de salir corriendo eran inmensas, solo por una razón.
Charly.
No pude evitar mirar hacía el asiento dónde se sentaba antes de que se marchara y no supiera más de él.
Ya había pasado casi un mes y medio.
Aún me llenaba de nostalgia recordar lo que había pasado pero me tranquilizaba pensar que nunca volvería a verlo y así no tenía que pedirle explicaciones de absolutamente nada. Ese hecho me inquietaba y calmaba en partes iguales.
Así de aburrida pasó toda mi semana, entre ver clases, regresar a casa y ver películas.
Solo me sentía mejor los miércoles en clases de biología —que compartía con Ryan y Keyla— hasta que llegó viernes y nos entregaban los exámenes de matemáticas antes de sonar el timbre de salida.
La profesora iba pasando por cada puesto entregando nuestras evaluaciones y cuando me entregó mi hoja se me hizo muy extraño ver un 5.
¡Un 5!
Yo esperaba una nota más alta y me enojé conmigo misma por no haber estudiado lo suficiente pero no fui a reclamar nada con la profesora, el disgusto no me dejo ni pensar bien y solo salí del salón para dirigirme a la salida pero un grito me sobresalto y me giré en mi propio eje para ver a un chico corriendo hacia mi, yo no entendía como el sabía mi apellido si yo no lo conocía pero esa duda se aclaró cuando se acercó lo suficiente para poder hablar.
—Hola, soy Christofer, creo que este es tu examen— levantó una hoja la cual tenía un 9,7 en ella—y si efectivamente era mi evaluación.
¿Pero de quien era la que yo tenía en la mano?
Levanté la hoja para ver el nombre y claramente decía:
Christofer L.
¿Cómo había sido tan estúpida para no darme cuenta de que esa no era mi hoja?
—¿Como supiste que era yo la dueña de ese examen?— Pregunté con curiosidad
—Cuando fui a decirle a la profesora sobre se dió cuenta de la equivocación y me dijo que tú habías salido del salón hace unos minutos— Explicó de manera muy calmada.
—Pues gracias por buscarme—confesé.
—No hay problema— exclamó inflando sus mejillas para restarle importancia.—Pero te la daré con una condición—dijo apresurado.
Eso último me sorprendió mucho yo solo esperaba que hiciéramos el intercambio para poder irme a mi casa pero al parecer el tenía otras intenciones.
—¿Que sería?—pregunte con fastidio, sólo quería irme a mi casa.
—Que me des tu número— soltó con una sonrisa pícara en el rostro que hizo resaltar un hoyuelo en el lado izquierdo de su mejilla.
—Pues eso será un grave problema porque yo no tengo teléfono—respondí cortante.
El poso los ojos en blanco y solo me entregó mi hoja y yo la de el.
En ese instante suena el timbre de salida y el me guiña un ojo girando sobre su eje para irse del lugar.
— Te recomiendo que revises tu examen, Huntter—dijo alejándose.
No pude decir nada, cuando reaccione ya se había perdido entre los estudiantes que salían.
[...]
Llegué a mi casa luego de una aburrida y larga caminata.
Mi mamá llegaba hasta tarde, normalmente los lunes tiene más trabajo de lo usual así que iba a tener otra tarde sola y aburrida.Me tumbé boca abajo en mi cama para descansar.
No pienso mucho en Charly desde lo que sucedió pero no pude evitar recordar que todo aquello había pasado tan rápido, tuve una pequeñita historia de amor en tan solo un día que iba a recordar para siempre. No sé porque me aferraba tanto a ese recuerdo pero la verdad no me hacía daño, eso creo.
El sonido de mi celular me saco de mis pensamientos, me moví para agarrarlo y cuando vi la pantalla solo era una notificación de instagram así que apagué la pantalla y volví a mi posición anterior, tumbada en la cama sin ningún animo de levantarme. Pero una cosa dentro de mi me dijo que revisara la hoja de mi examen así que me levanté y la busque, cuándo la tuve en la mano me senté en la orilla de la cama y le di un vistazo, no tenía nada del otro mundo solo estaba la calificación, nombre, las respuestas. Pero al volverla ví que en la parte de atrás había algo, era un número de teléfono, para ser más específicos.
Idiota.
Perfecto, Christofer era inteligente se las ingenio para darme su número pero no pensó en qué yo decidía si escribirle o no.
Hay un fallo en tu sistema amiguito.
Puse la hoja sobre mi escritorio y nuevamente me tumbé en la cama pero esta vez boca arriba y me sumergí una vez más en mis pensamientos.
[...]
Ya era domingo y mi mamá no trabajaba hoy así que se encontraba en la cocina preparando el almuerzo.
Yo solo estaba debatiendo conmigo misma si quedarme en la sala o solo subir a mi habitación, ir a la cocina a ayudar a mi mamá no era una opción porque no le gusta que la interrumpa cuando está concentrada cocinando así que preferí no ir a molestarla. Era mejor no tener la marca de su zapato en la frente.
Me quedé en la sala viendo una película que no entendía. Mi teléfono sonó, lo tomé para revisarlo y en la pantalla se mostró un mensaje de Ryan.
Era un carita sacando la lengua, sonreí y dejé el teléfono a mi lado otra vez.
A mi mente llegó un pensamiento fugaz pero lo suficientemente claro como para entenderlo.
—¡No!—me dije a mi misma en voz alta para no permitir que me dejara llevar por ese pensamiento.
—¿No? ¿No qué? Astrid. —exclamó mi mamá desde la cocina, al parecer hablé muy fuerte.
—¡Nada mamá! —Grite hacia ella mientras me levantaba rápidamente del sillón y corría a mi habitación a buscar el papel donde estaba el número de Christofer, lo tomé y anoté el número en mi teléfono.
Lo se soy una completa estúpida.
Ya no quise contenerme más y solo le escribí:
¿Hola?
Me arrepentí cuando vi ese enviado pero lo que está hecho, hecho está.
ESTÁS LEYENDO
La Biografía De Mi Boca ✓ [Editando]
Roman pour AdolescentsElla, sencilla y muy tranquila. Ellos, locos por ella. Todo cambia en cuestión de segundos. No creo que sea una historia de amor muy bonita o muy absurda típica de los libros pero puede que se sientan identificados con esto, que va más allá de unos...