Capítulo 5

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Hyunwoo cerró la puerta después de entrar y se dirigió a la enorme biblioteca del sótano, oculta bajo la elegante belleza de una cabaña situada en Martha's Vineyard

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Hyunwoo cerró la puerta después de entrar y se dirigió a la enorme biblioteca del sótano, oculta bajo la elegante belleza de una cabaña situada en Martha's Vineyard. El fuego que ardía en la chimenea era la única fuente de iluminación aparte de los candelabros de las paredes, que creaban más sombras que luz. El lugar irradiaba una sensación de antigüedad, de sosegada sabiduría, que indicaba que había estado allí mucho antes de que la casa actual se construyera encima.

—Está hecho —dijo mientras se sentaba en el semicírculo de sillones que había frente al fuego. Hacía demasiado calor para él, pero algunos de sus hermanos llegaban de climas más cálidos y sentían la inminencia del otoño en los huesos.

—Cuéntanos —dijo Seokjin—. Háblanos sobre el cazador.

Tras reclinarse en el sillón, Hyunwoo echó un vistazo a los que estaban acomodados en la estancia. Era una sesión del Grupo de los Diez, aunque incompleta.

—Habrá que sustituir a Namjoon.

—Todavía no. No hasta después de... —susurró Nayeon con una expresión azorada—. ¿Es realmente necesario darle caza?

Hyejin colocó la mano sobre el hombro de la arcángel.

—Sabes que no tenemos elección. No podemos dejar que satisfaga sus nuevos apetitos. Si los humanos llegan a descubrirlo... —Sacudió la cabeza, y sus ojos almendrados estaban cargados de oscuros conocimientos—. Nos tomarían por monstruos.

—Ya lo hacen —dijo Chanyeol—. Para ostentar el poder, todos debemos convertirnos en algo parecido a monstruos.

Hyunwoo estaba de acuerdo. Chanyeol era uno de los más longevos. Había gobernado de un modo u otro durante milenios, y sus ojos aún no mostraban la menor señal de tedio. Quizá fuera porque Chanyeol tenía algo que los demás no poseían: un amante cuya lealtad era incuestionable. Chanyeol y Kyungsoo llevaban juntos novecientos años.

—No obstante —observó Sòn Qiàn —, es diferente ser temido y respetado que ser totalmente aborrecido.

Hyunwoo no tenía claro que existiera aquella diferencia, pero Qiàn era una arcángel de otra época. Gobernaba en Asia a través de una red de matriarcados que inculcaban en sus hijos el respeto hacia ella, y así había sido durante eones. Si Chanyeol era viejo, Qiàn era toda una anciana: se había fundido con el tejido de su patria, China, y el de las tierras que la rodeaban. Se narraban historias sobre Qiàn entre susurros, y era considerada una semidiosa. En cambio, Hyunwoo solo había gobernado durante quinientos años, un brevísimo lapso de tiempo. Aunque aquello podía resultar una ventaja.

A diferencia de Qiàn, Hyunwoo no había ascendido tanto como para dejar de comprender a los mortales. Incluso antes de su transformación de ángel a arcángel, había elegido el caos de la vida y no la elegante paz de sus hermanos. Ahora vivía en una de las ciudades más ajetreadas del mundo y vigilaba a sus ciudadanos sin que estos se dieran cuenta. Igual que había vigilado a Lee Minhyuk aquel mismo día.

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