Capítulo 27

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Minhyuk no se sorprendió en absoluto al ver que la mansión de Nayeon era un lugar hermoso y elegante

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Minhyuk no se sorprendió en absoluto al ver que la mansión de Nayeon era un lugar hermoso y elegante. Quizá la arcángel fuera una zorra hipócrita, pero no había sido considerada una musa artística durante siglos por simple casualidad.

—Aquí fue donde encontramos el... regalo —le dijo el guardia al tiempo que señalaba una zona de césped manchada de sangre.

Allí el olor ácido era intenso, aun a pesar de la presencia de otros vampiros. O bien Namjoon había mezclado cierta cantidad de su propia sangre con la de los corazones, o bien había aterrizado en aquel lugar. Algo temerario... y espeluznante. A Minhyuk se le erizó el vello de la nuca.

—¿Podrías alejarte de esta zona?

El tipo asintió con la cabeza, pero no se movió ni un milímetro.

—A mí me dieron caza una vez.

Minhyuk miró hacia el lugar donde hablaban Hyunwoo y Nayeon, un balcón con vistas al jardín, y se preguntó si alguno de aquellos ángeles se ofendería si tumbaba al imbécil que tenía a su lado de un puñetazo: no tenía tiempo para lidiar con aquella clase de mierda.

—No habrá sido tan malo si aún sigues aquí.

—Mi ama me arrancó la piel de la espalda y se hizo un bolso con ella.

Él se preguntó qué le parecería aquello a la gente que les atribuía un origen celestial a los ángeles.

—Y, aun así, sigues a su lado. —Estaba claro que aquella zorra era muy capaz de hacer algo así.

El vampiro sonrió y mostró sus dientes.

—El bolso era muy bonito. —Y tras decir aquello, se alejó por fin.

Tendría que guardarse las espaldas cuando estuviera cerca de aquel tipo, pensó Minhyuk. Fuera lo que fuese lo que le había hecho Nayeon a lo largo de los siglos, el vampiro se había quedado sonado.

—La inmortalidad tiene muchos inconvenientes —murmuró antes de sumar a su lista mental la posibilidad de convertirse en un bolso.

Clavó la mirada en la hierba ensangrentada una vez más. Se arrodilló, confirmó la esencia y luego empezó a explorar el área en círculos cada vez mayores.

La esencia de Namjoon impregnaba la zona. Era evidente que el arcángel había aterrizado allí. Había permanecido en aquel lugar envuelto en el glamour, y los guardias de Nayeon no se habían enterado. A Minhyuk le habría preocupado la posibilidad de topar con él, pero la esencia, aunque intensa, no era tan fuerte como lo habría sido si el monstruo se encontrara todavía en las inmediaciones. Aquello le hizo cuestionarse otra cosa: ¿los arcángeles eran capaces de ver a los de su especie a pesar del glamour?

Si la respuesta era negativa, no era de extrañar que Nayeon estuviera asustada.

Como era de esperar, la esencia era mucho más intensa cerca del borde de la zona ajardinada. Minhyuk levantó la mirada y descubrió que estaba frente al grupo de ventanas de la tercera planta. El dormitorio de Nayeon se encontraba justo en el medio.

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