Capítulo 31

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Su cuerpo eligió aquel momento para empezar a temblar

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Su cuerpo eligió aquel momento para empezar a temblar.

La carcajada de Hyunwoo sonó ronca, varonil, de una forma que demostraba que era consciente de que lo había atrapado.

—El baño primero, creo.

—Creí que pensabas hacerte el estrecho.

Él le acarició el cuello con un dedo e hizo que se estremeciera de nuevo, aunque aquella vez por una razón muy diferente.

—Solo quiero dejar claras las reglas antes de hacer esto.

Minhyuk obligó a sus pies a avanzar hacia el baño.

—Conozco las reglas. No debo esperar nada más que un revolcón entre las sábanas, nada de miraditas embobadas y bla, bla, bla... —Las palabras eran insolentes, pero había sentido un vuelco en el corazón. No, se dijo horrorizado. Lee Minhyuk nunca sería tan estúpido como para entregarle su corazón a un arcángel—. ¿Vas a hablarme de es...? ¡Joder! —Había entrado en el baño—. ¡Es más grande que el dormitorio!

No tanto, pero casi. La «bañera» tenía casi el tamaño de una piscina pequeña, y el vapor que salía de ella era una sensual tentación. Había una ducha a su derecha, pero no tenía mamparas de cristal; lo único que delimitaba su área era una extensa zona de baldosas con motas doradas. Una bombilla se apagó por encima de su cabeza.

—Alas... —susurró—. Todo está hecho para acomodar esas hermosas alas.

—Me alegro de que te gusten.

El ruido de algo húmedo que caía sobre las baldosas blancas del suelo hizo que Minhyuk mirara hacia atrás.

La camisa de Hyunwoo estaba en el suelo, y al ver su torso estuvo a punto de babear. Basta, se dijo a sí mismo. Sin embargo, resultaba difícil no quedarse embobado al mirar el cuerpo más hermoso que hubiera visto jamás.

—¿Qué estás haciendo? —Su voz se había puesto ronca de repente.

Él enarcó una ceja.

—Voy a darme un baño.

—¿Qué pasa con las reglas? —De algún modo, sus dedos encontraron por iniciativa propia la parte inferior de su camiseta y se prepararon para sacársela por la cabeza.

Hyunwoo se quitó las botas con los pies sin dejar de observar cómo Minhyuk retiraba su camiseta.

—Podemos discutirlas en la bañera. —Su voz contenía la promesa de sexo.

—Por mí, vale. —Incapaz de mirarlo y pensar al mismo tiempo, le dio la espalda y se deshizo de las botas y los calcetines. Ya tenía los dedos en la cinturilla de los pantalones cuando sintió el calor de otro cuerpo tras él. Un segundo después, Hyunwoo le acaricio suavemente el cabello.

Labios sobre su cuello. Cálidos. Pecaminosos.

Minhyuk se estremeció de nuevo y notó que se le ponía la piel de gallina.

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