Capítulo 22

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Ninguna persona en el mundo habría podido resistirse al atractivo sexual de Hyunwoo en aquellos momentos

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Ninguna persona en el mundo habría podido resistirse al atractivo sexual de Hyunwoo en aquellos momentos.

—¿Esta es tu idea de una recarga? —murmuró Minhyuk mientras mordía con suavidad su labio inferior.

El arcángel lo rodeó con los brazos.

—El poder y el sexo siempre han estado relacionados. —Y a continuación, lo besó.

Minhyuk intento acercarse más. Los brazos de él lo aplastaban contra su pecho y sus alas ocultaban el resto del mundo mientras él se aferraba a su camisa y trataba de no ahogarse con la sobrecarga de placer. Aquel polvo de ángel, erótico y afrodisíaco, parecía haberse colado por todos y cada uno de los poros de su piel para viajar por su cuerpo y acumularse en el lugar palpitante que había entre sus piernas. Y lo poco que no se había acumulado allí, invadía su sangre como una especie de marea de calor líquido. Le dolían las bolas, y sus labios ansiaban los de él.

—¿Cómo va lo de la regeneración de los poderes? —preguntó en un jadeo cuando él le permitió coger aire.

Los ojos del ángel todavía estaban oscuros, pero unas chispas eléctricas azules brillaban en sus profundidades.

—De maravilla.

La réplica de Minhyuk se perdió en la furia de su siguiente beso. Bajo sus manos sentía un pecho duro, escultural, cálido. Quería acariciarlo, saborearlo, mimarlo. Alzó los brazos en busca del cuello de la camisa y deslizó una mano en el interior para tocarle el hombro. Hyunwoo reaccionó colocándole una mano en el trasero y pegándolo más a él para frotar la dura silueta de su erección contra la contraria.

No había nada raro ni angelical en él en aquellos momentos. Era la encarnación de un hombre atractivo y extraordinario. Y fuerte, tan increíblemente fuerte que hacía que se sintiera abrumado. Por primera vez en su vida, Minhyuk no se vio obligado a contener su fuerza de cazador. Eso era algo que nadie sabía sobre los cazadores natos: eran más fuertes que los seres humanos normales y corrientes, más aptos para sobrevivir a un encuentro con un vampiro cabreado.

—Bien —fue lo único que dijo Hyunwoo cuando él le rodeó la cintura con las piernas. Lo sostenía como si no pesara nada, y su forma de acariciarlo con las manos, con fuerza y confianza, resultaba casi igual de erótica.

—Besas bastante bien para ser un tipo con alas —murmuró en la intimidad de su boca. Lo cierto era que estaba a punto de volverlo loco.

—Y esa boca tuya volverá a traerte problemas. —Metió una mano bajo su camiseta y extendió aquellos dedos fuertes contra su columna, provocándole un estallido de asombroso placer—. ¿Te sientes coaccionado?

—Muchísimo. —Hyunwoo le había dicho la verdad sobre el polvo de ángel: sabía a puro sexo, pero no parecía haber afectado a su mente... al menos, no más que la lujuria que le recorría las venas.

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