Un día

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Seguías con tus tonterías.

A veces me reía, otras simplemente te mandaba a la mierda.

Y algo que te puedo asegurar es que haciendo una cosa u otra siempre, pero siempre... conseguías hacerme sonreír.

Hasta un día. En el que te acercaste para agarrarme de la cintura.

La pelota venía hacia mí en aquel partido, no me moví. Me fallaron las piernas cuando sentí como me rodeaste con tu mano.

Creo que hasta me mareé cuando te alejaste, puse la mano en mi corazón cuando te fuiste y parecía que estaba apunto de darme un puñetero infarto. "¿Qué es esto?", me pregunté.

Ese fue el primer latido.

Todo lo que ya no te diréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora