Malditos hoyuelos

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Pasaron los días, siguieron pasando los meses...

Y comenzó el miedo.

Mi miedo.

El que me hacía preguntarme cada noche qué haría cuando me fuera de tu vida, quién ocuparía tu lugar, cómo aprendería a olvidarte.

Intentaba ignorar ese sentimiento, disfrutaba cada maldito segundo con una sonrisa sin pensar en nada que no fuera mi propia felicidad, contigo o sin ti.

Y, algo que puedo asegurarte, es que nunca había tenido tanto miedo por perder a nadie.

Absolutamente a nadie.

Hasta que me crucé con tus hoyuelos, maldito Jaden.

Todo lo que ya no te diréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora