Los atardeceres

19 5 0
                                    




Fue un día pintando. Sostenía el pincel en mi mano derecha dando suaves pinceladas al lienzo, llenándolo de color. Llevaba el peinado de siempre: horquillas en la cabeza.

Pero no era la pintura, tampoco fue mi manera de peinarme.

Fue el lienzo el que me preguntó: ¿Pero qué haces pintando el color de sus ojos?

Desde ahí, los atardeceres tampoco los veía igual.

Todo lo que ya no te diréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora