07.

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La noche había caído y Izana junto con Kena se encontraban en camino hacia la cena que había organizado Manjiro en su mansión. Seria una noche divertida... O tal vez no.

- Oye ¿Cuánto falta para que lleguemos? - preguntó Kena con una notoria expresión de aburrimiento en su cara.

- Solo unos minutos nada más, me has preguntado lo mismo desde que comenzamos el viaje - Izana rodó los ojos fastidiado.

- Que puto aburrimiento - bufó dirigiendo su mirada hacia la ventana, habían llegado a un bosque lo que significaba que ya estaban llegando. Kena recuperó sus ánimos al ver la gran casa decorada con luces. Era hermoso.

El auto se estacionó justo donde habían otros de marca costosa, Izana palmeó la pierna de Kena y ésta lo miró con una sonrisa.

- Ahh! Ya estamos aquí - abrió la puerta rápidamente y salió del auto - este lugar es espectacular.

Unos pasos se escucharon detrás de Kena, volteó la cabeza un poco encontrándose con la mirada de aquel cenizo.

- Buenas noches a los dos - sonrió, Kena miró a su lado percatandose de Izana, esté solo se mantenía serio.

- Buenas noches - respondió Kena sonriente lo que causó que Izana gruñera - así que tú eres el famoso Manjiro Sano, eres toda una leyenda.

- Tu debes de ser Kena ¿No? Es un gusto conocerte en persona - se acercó a la rubia y tomó su mano dispuesto a besarla, pero antes que eso sucediera Izana le dió un manotazo a Kena.

- Ni se te ocurra tocarla - dijo seriamente - te mataré antes que lo intentes.

Solo se escuchó una risa burlona de parte de Mikey, algo que desconcertó a _____.

- Yaki te espera adentro ¿Porqué sigues aquí? -rió.

- Vamos a dentro Kena - tomó el brazo de la rubia y se la llevó a la fuerza.

Al estar dentro de la gran mansión, Izana empezó a buscar con la mirada una mesa especifica, eso sin soltar todavía a Kena.

- Izana, ya puedes soltarme, no es como que vaya a escapar - rodó los ojos divertida.

- Nah, solo espera unos segundos más - respondió tranquilamente.

- Agh, me arrepiento de venir y más al estar contigo ¡Mirá! - señaló una mesa que se encontraba en una esquina - allá tienes a tu perra, ahora suéltame.

Izana ignoró lo que dijo y la jaló hasta aquella mesa donde se encontraba la mujer de la noche anterior.

Kena rodó los ojos fastidiada al ver como Izana la soltó a la fuerza y fue a tomar asiento con la perra traicionera.

- ¡Claro, ahora que la tienes cerca me puedo ir! -dijo en voz alta pero fue ignorada nuevamente - ¡No me ignores idiota! Ay, Pudrete Izana Kurokawa - se dió la vuelta y se alejó de la zona lentamente.

Yaki miraba a la mujer de reojo, se sentía feliz de verla lejos del que en un futuro sería su esposo. Alejarla de sus vidas sería lo mejor.

La rubia observó con más detalles el lugar, era lindo, era como estar en un palacio. Era jodidamente perfecto.

Había un lugar que le llamó la atención, era cerca del bar, se encontraban los tipos que había visto en esa reunión, Manjiro Sano se encontraba ahí también.

Éste se percató de la rubia y le hizo una señal para que se acercara al grupo. No estaría mal si se acercaba.

¿Estará bien ir? Se preguntó.

Izana estaba con esa idiota, no le importaría si iba al grupo, tampoco tenía derecho a nada.

Kena siguió centrada en sus pensamientos, algo le decía que no fuera tan imbécil y se quedará quieta en ese lugar, pero otro le decía que fuera a donde ellos, eso sería una venganza. Izana no tendría porque reclamarle nada.

- Ay Kena, tienes que dejar de ser tan terca - se maldijo mentalmente y se dirigió hacia el grupo de hombres quienes algunos estaban con mujeres. Sería algo incómodo.

Mikey sonrió al ver a la rubia acercarse a ellos, le gustaría ver a su hermano enojado por su chica. Él sabía que ese moreno tenía una rara obsesión por ella.

No se arrepentiría por lo que haría más adelante, solo era un juego.

¿Qué saldría mal?

- ¡Kena! Ahí estás - señaló a la mujer - ven acércate estás en confianza - le hizo espacio para que tomara asiento.

- A-Ah, no quiero incomodar, yo más bien iba a tomar un poco de aire - rió nerviosa.

- Siéntete en confianza, ya sabes. . . ¡Familia! No hay razón para estar incómoda mujer - pasó su brazo por los hombros de Kena - Y dime, ¿Porqué no estás con Izana? Ouh es cierto, él está con. . .

- Su prometida - habló un hombre de cabello rosado con todo el descaro del mundo.

- ¿Prometida? Tch. Idiota - hizo una mueca sin gracia - con mucha más razón esa perra quería dejarme libre. Mujer estúpida - bufó.

- Si, Yaki es tan. . . Odiosa, repugnante y engreída, creemos que es mejor ponerle a alguien a su nivel ¿No lo crees? -rió.

- Izana no me importa, solo lo quiero lejos de mi vida, con razón hacen buena pareja, son tan ¡Agh! Tarados - se cruzó de brazos.

- Calma mujer ¿Porqué no tomas un trago? Te vendría bien - dijo un hombre de cabello largo y blanco entregándole un vaso de vidrio con lo que era alcohol.

Kena lo tomó bruscamente y se lo bebió de un solo trago sin importarle nada, estaba enojada, estresada y esta era una perfecta forma de poner en marcha su plan. Esa perra le servirá de mucho.




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Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo
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AMOR DE PSICÓPATA | 𝑰𝒛𝒂𝒏𝒂 𝑲𝒖𝒓𝒐𝒌𝒂𝒘𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora