•Narra Kena•
Con todo el dolor de mundo abrí mis ojos, haciendo creer que todo fue una pesadilla, pero no lo era.
Había sido violada hace horas atrás, ahora sí quería acabar con mi vida, mis esperanzas estaban yendo al carajo ¡Cómo podré vivir en paz así! ¡Por qué mi vida es tan miserable! Solo quiero ser feliz... ¿En mi infancia lo fuí?
Apreté fuertemente mis ojos y con mis manos ábrete la manta fuertemente, no quería que Izana volviera y me obligará a acostarme con él. Fue tan asquerosa esa manera, eso me deja saber que el nunca cambiará, seguirá siendo un maniático pervertido, esta vida es tan injusta... Claro, mi tía siempre me lo repetía.
«El mundo nunca fue justo, eso te da a entender que no puedes confiar tampoco en tu familia» ¿Por qué dijo eso? ¿Mi familia me ocultaba algo.
No, ellos son amables, personas que terminaron muertas a manos de un solitario loco, nunca me tracionarían ¿No?
Un chillo ahogado salió de mi boca, ya no podía callar mi llanto y dolor que traía encima, me sentía tan sucia y asqueada, envuelta en sufrimiento que ni aunque rogara me iban a salvar. ¿Quién lo haría? No tengo amigos, ni familia... Todos ya no están ¿Ahora puedo morir con ellos?
Me levanté de la cama envuelta con la cobiji y camine hasta el baño para poder limpiarme, todavía llevaba encima ese líquido viscoso y es tan asqueroso viniendo de su parte. No quería traer al mundo a alguien que fue creado por espermatozoides de ese idiota, tampoco teniendo en mi mente que él me violó para poder tenerlo, no podía tener una criatura así en mí.
Suspire y dejé caer la cobija al suelo y mire mi cuerpo en el gran espejo que se encontraba en esta habitación, marcas en mi busto y cuello, mordiscos cerca de mi entrepierna, en mis muslos, marcas de sus manos permentadas en mis caderas, me daba asco de mi misma por ser débil.
Pero tampoco busque esto, no use mi belleza para encontrarlo, él llegó a mi por sus propios medios y solo para adueñarse de mi integridad humana.
Aveces pienso que debo de dejar de ser tan ingenua, las personas solo te buscan para hacerte daño a tí, de ahí es donde vienen tantos traumas. Son cosas que quedan en tu mente... Para siempre.
[• • •]
Después de una larga ducha salí de baño con una bata tapando mi cuerpo, camine hacia el closet y antes de poder abrirlo la puerta principal se abrió lentamente, eso me hizo estremecer y tragar saliva, pero al escuchar la voz de Kakucho deje ir un suspiro.
- Buenos días, Kena. Traje unas pastillas anticonceptivas, Izana me dijo que ayer tuvieron una noche apasionante jejeje - se acercó a mi y cuando lo hizo retrocedí unos paso.
- ¡N-No te acerques más! - le puse un alto con mi mano.
- ¿Sucede algo? ¿Estás bien? - sin acatar mi orden se acercó a mi tirando la bolsa que traía en mano al piso.
Baje la mirada al suelo y tome un mechón de mi cabello para jugar con el y sentirme tranquila, pero era imposible, esos recuerdos se paseaban en mi mente, me torturaban lentamente. Demonios.
- C-Como puedes estar bien... Cuando has sido violada - fruncí el ceño y lo mire con los ojos cristalinos - ¡Crees que fue apasionante, fue asqueroso, llegó ebrio y me tomó a la fuerza abusando de mi, eso fue una violación! ¿Cómo es que puedes brindarle lealtad a alguien que le hace daño a los demás? ¿Acaso te gusta eso? Que él dañe a los demás ¿Cómo lo tomarias si estuvieras en mi lugar... Claro, pero como no lo estás es a mi a quien le pasan estas cosas, eso es tan egoísta.
Le di un manotazo para que quitará su mano de mi hombro y dejándome ir a tomar las pastillas, sabía que no diría nada, pero tenía razón en que no lo hiciera, es obvio que no arriesgarías tu vida por salvar a otra inútil humana, primero estás tu y después los demás. Aunque llores y patalees nadie te ayudará.
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Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo
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~Smailer-Shimura
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AMOR DE PSICÓPATA | 𝑰𝒛𝒂𝒏𝒂 𝑲𝒖𝒓𝒐𝒌𝒂𝒘𝒂
Fanfiction━━ Un chico en busca de amor logró enamorar a Kena, ambos jóvenes compartieron momentos inolvidables, hasta que las mentiras empezaron a abundar, creando un enemigo en el amor de Izana, separándose de él para no sufrir más, pero él nunca fué el verd...