05.

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Habían pasado algunas horas, Kena ya se encontraba bien y ahora solo estaba reposando.

Izana estaba en la habitación viéndola dormir tranquilamente hasta que por su mente empezaron a recorrer pensamientos homicidas.

Verla dormir tan tranquilamente lo podía nervioso, le encantaba verla con miedo y gritando por que tuviera piedad por su vida. Claro que ahora ya no le importaba si la mataba y eso lo aburría.

Unos toques en la puerta se hicieron presentes, Izana se levantó de la silla que estaba cerca de la cama y se dirigió a la puerta, la abrió encontrándose con Kakucho el cual cargaba una caja de madera.

-Aquí están las navajas que pediste, llegaron hace unos minutos-le entregó la caja y el moreno la recibió-también Mikey pide hacer una cena en su casa, ya sabes, según el es tiempo para celebrar el logro que hizo Takeomi en la última misión.

- ¿Acaso ese inútil hace algo productivo? -rió- dile al idiota que iré con Kena ¿Cuando es la fecha?-preguntó el moreno girando su cabeza para ver a la rubia.

-Mañana en la noche, van a ir también algunos proveedores importantes de Bonten, tal vez sea agradable ir-se encogió de brazos.

-¡Claro que lo será!-sonrió con malicia- en fin, Kakucho dile a Mei que cocine un buen bufet para hoy en la noche y después se tome hoy y mañana libre.

- ¿Y eso tan repentino? -lo miró confundido.

-Nada, nada, solo quiero estar solo un rato, tu también puedes irte -se dió la vuelta-recuerda llegar temprano Kakucho...

La puerta se cerró por completo, Izana colocó la caja en la mesa y se acercó a la cama donde se mantenía "dormida" Kena, Izana río por lo estúpido que se vió fingir que estaba dormida.

Ya se había percatado de eso antes que Kakucho mirando llegará a la habitación.

-Kena no seas estúpida, se que estás despierta-se sentó en la cama esperando a que la rubia abriera los ojos.

Pasaron unos minutos, Kena pensaba en abrirlos o no, tenía miedo de que él la lastimara, haber escuchado que había comprado nuevas navajas le daba escalofrío ¿Las usaría con ella?

Tal vez sea buen momento para hacerlo enojar, entre más enojado esté más oportunidad tiene para que él la mate, pensó.

-Si quieres hacerme enojar eso no funcionará, estoy de buen humor hoy, si piensas que te voy a hacer daño no lo haré... «no por ahora» -susurró lo último.

Kena dudó, pero después los abrió lentamente encontrándose primeramente con el techo, después dirigió su mirada al lado derecho donde estaba Izana sentado de piernas cruzadas y mirándola con una sonrisa.

-¡Sigues viva! Que alegría -aplaudió-mañana iremos a cenar donde Mikey, es un fastidio, pero lo que menos quiero es que estés aburrida en esta cueva ¿O me equivoco?

Kena negó y después trató de levantarse sintiendo una punzada en el pie.

-Agh...-hizo una mueca.

-Cierto... No me acordaba lo del pie-rió-yo te ayudaré a caminar, hoy iremos al centro comercial y después vendremos a cenar. Mei hace una comida deliciosa.

-Ouh ¿Okey? -lo miró confundida, ¿Izana no siendo grosero y agresivo? Eso era algo que no ocurría siempre. Tal vez no esté mal.

-Compraremos ropa para ti y un traje nuevo para mí para mañana, ven, te llevaré al baño para que te bañes-se levantó del sillón y se dirigió a Kena para después cargarla como princesa y dirigirse al baño-aquí está, si necesitas algo me llamas.

Kena asintió, Izana la dejó sentada en el retrete y se fue.

-Supongo que no estará mal...

Quién diría que el día de mañana se borraría la poca felicidad que tuvo hoy.




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Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo
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AMOR DE PSICÓPATA | 𝑰𝒛𝒂𝒏𝒂 𝑲𝒖𝒓𝒐𝒌𝒂𝒘𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora