10.

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Después de unas horas regresé a la habitación en la cual dormía, de verdad estaba tan decepcionada de ese tal Mikey, me engañó de la peor manera posible, aunque en cierto punto me serviría de algo en el futuro.

Yo ahora ya no pienso en vivir o amar.

Perdí ese sentimiento hace años, y todo por su culpa.

Solo aparece para arruinar mis esfuerzos de tranquilidad, así formando me a amarlo, pero no puedo. Solo me lastima y a él le divierte.

Odio mi vida y odio vivirla ¿En serio dios me abandono a tan temprana edad? Solo era una adolescente idiota y aún así no me dio tranquilidad. Él no tenía interés en protegerme y ahora tendré que vivir en esto por el tiempo que me queda, necesito sentirme amaba, cada vez que alguien se acerca con ese complemento de persona buena solo me utiliza para mal. Y eso duele.

El mundo es tan cruel y grotesco que mataría si se tratase de regresar mi felicidad, un motivo para no querer morir por alguna cosa que se llame "estupidez". Se que con Izana la palabra "amor o felicidad" no existen, en él no viven y por esa razón siempre destruye la vida de los demás, porque no pudo tener una así.

Mataría por volver en el tiempo y evitar todo este revuelo, mataría a Izana si se tratara de ser libre, no tendría porque sentirme mal si a mí me hacen lo mismo.

¿Por qué no devolverlo?

Alguien merece también sufrir, necesidad a que esas personas felices se les arruine sus horribles rostros llenos de falsa felicidad, presumiendo sus virtudes y a sus seres queridos sabiendo que hay personas en esta mierda de mundo que sufren por otros. Es injusto que hayan personas que no merecen su felicidad y la tienen, odio a esas personas, burlándose de los demás jugando de poderosos y intimidando a los débiles. Pero no me siento intimidada, quedándome callada por un largo tiempo me serviría para pensar un poco, así como dicen; el que ríe de último, ríe mejor.

Vamos a ver quién a final se lamentará. Y se que serás tú, mi Iza.

• • •

Miraba por el gran ventanal el bosque que había afuera de esa mansión, la lluvia empapaba cada hoja con pequeñas gotas cristalinas de agua, el aroma de tierra mojada inundaba mis fosas nasales, ese aire melancólico que siempre me rodeaba en los días de lluvia era espléndido.

El frío que había en este lugar era realmente deprimente y todo concordaba con mi triste vida. Una mierda por cierto.

Las luces fueron prendidas, algo que me molestó por completo, ya que me habían robado la tranquilidad que me había rodeado antes de la molesta presencia de esa mujer.

- Perra, no estoy de humor sabes ¡Largo! - con mi dedo le señalé la puerta.

Esa imbécil solo cerró la puerta con llave y se acercó a mi con su asquerosa sonrisa nada amigable.

Me quedé estática en mi lugar, en un cerrar de ojos ella me sujetaba del cuello, cada vez con más fuerza, no podía hacer nada me sentía débil cada vez que trataba de respirar, pero ella me la estaba acordando.

Mi vista se nublaba y no podía pensar en otra cosa que no se tratara de mi muerte. Yaki me estaba asfixiando y cada vez lograba su objetivo, todo por celos.

Ella era igual que Izana, y sin duda eran una buena pareja, un dúo de sádicos arruina vidas que solo se sumergen en celos, pero a diferencia de Izana. Yaki podía cumplir mi objetivo.

Cerraba lentamente mis ojos, ya no podía respirar y solo me tocaba esperar a morir.

Antes de caer profundamente en la oscuridad, escuché un disparo, eso era lo que quería creer.

• Narra Izana •

Había salido por alguna crema a la farmacia, así para curar las heridas de mi linda muñeca, solo me tomó 10 minutos y al regresar esperaba no ver lo que vi en ese momento.

Ver el cuerpo de Kena en aquel sillón sin moverse me dio realmente pánico, no podía permitir perderla a ella por esa perra, sobre todo que la había encerrado en la habitación para matarla. No lo permitiría.

Sin dudarlo le dispare y solo vi el cuerpo de Yaki caer al piso, rápidamente me acerque a Kena para comprobar que seguía con vida. Acerque mi rostro al de ella para hacerle respiración boca a boca, así llevándole oxígeno a sus pulmones, pocos minutos después ella reaccionó, se veía muy pálida y fría. Estaba asustada.

- I-Izana... - ella me miró y me abrazó - tenía miedo... Ella quería matarme - empezó a sollozar.

Verla así de indefensa me hacía sentir bien, amaba tenerla así y eso sin que yo haga esfuerzo en que ella se sienta así, me gustaba mantenerla con miedo, así para que ella no dude en pensar en otra cosa que no sea yo. Se que quiere huir y yo no puedo permitir eso, al fin y al cabo lo hago para protegerla de quienes la rodean, su mundo lleno de mentiras y tormentos, yo solo quería que ella se mantuviera tranquila, pero al parecer nada salió como quería y estas son las consecuencias. Al final mi propósito era salvarla de todos esos manipuladores de siempre que se hicieron pasar por amigos, llevándola al "camino correcto" eso, solo para ponerla en más peligro del que yo podía hacer.

Kisaki siempre estuvo buscando a Takemichi, todo por esa obsesión en tener a Hinata, pero ese imbécil al estar cerca de Kena, provocaba que Kisaki la matara por cómplice del rubio. Además, ese Takemichi guardaba un secreto, o varios y eso perjudicaba a mi Kena.

Solo es cuestión de tiempo y te abriré los ojos, cariño. Esos idiotas que alguna vez te quisieron lastimar, los haré sufrir de la peor manera posible.

Nadie, absolutamente nadie se atreverá a tocarte, lo mataré antes de eso, al que se atreva a dirigirte la palabra o mirarte, se ha condenado a muerte.

Conmigo estarás bajo protección, no más gente imbécil que quiera manipularte porque para ti solo estoy yo, nadie más debe estar en tu mente, haré que cada pensamiento de otra persona sea borrado de tu cabeza. Solo piensa en mí, tu salvador.







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Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo
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~Smailer-Shimura

AMOR DE PSICÓPATA | 𝑰𝒛𝒂𝒏𝒂 𝑲𝒖𝒓𝒐𝒌𝒂𝒘𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora