Capítulo 15ཻུ⸙͎

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Hermione estaba todavía llorando cuando escuchó un ruido en la ventana. Alzó la cabeza, con las mejillas surcadas por las lágrimas y los ojos rojos. Lentamente, se puso de pie y fue hasta la ventana.

Un cuervo voló dentro de la habitación y se posó en el respaldo de una silla. Llevaba atado un trozo de pergamino en la pata. Hermione se quedó mirando al animal por un momento hasta que este chilló para que se apurara y le quitara el mensaje de la pata.

La castaña tomó el pergamino, sin siquiera reprender al ave por picarle la mano. Desenrolló la carta y vió que era de Severus.

'Mi querida Mione,' el uso del apelativo cariñoso hizo que la chica emitiera un sonido de enfado. 'He terminado con la poción. Parece que esta vez si va a funcionar. No será posible que comience las pruebas si no hasta dentro de ocho horas. ¿Quieres celebrar conmigo mientras esperamos? ¿Creo que podemos celebrar sin terminar revolcándonos, no? El cuervo esperará por la respuesta. Te amo. Severus.'

Hermione releyó la misiva y con un gruñido buscó un trozo de pergamino. 'Severus, tú, víbora mentirosa, claro que vamos a celebrar. Tengo la poción perfecta para que celebremos, una que conoces bien...' Dejó de pensar al cabo de unos minutos.

No. Esa no era la mejor manera de encarar el asunto. Además, todavía no sabía como había conseguido el cabello necesario para completar la poción. Si no lo averiguaba, él podría volver a utilizar la poción con quien quisiera, después que ella le dijera que se fuera al infierno y que no quería volver a verlo jamás.

Hizo un bollo con el pergamino al que le había escrito la sarta de maldiciones y lo lanzó por encima de su hombro. Pensó un poco y volvió a escribir.

'Severus,

Creo que deberíamos celebrar. ¿Qué te parece si nos encontramos en el castillo? No he estado allí en años y, además, nunca vi tus habitaciones. Envíame un mensaje a través de la red floo para avisarme. No tiene sentido que enviemos a tu cuervo ida y vuelta por un si o un no.

Te amo,

Hermione.'

La castaña releyó la carta. De verdad lo amaba. Su amor por él no era como un interruptor que podía apagar solo porque estaba enfadada con Severus.

Ató la misiva a la pata del animal y lo dejó volar. Luego, fue a tomar una ducha mientras esperaba. Lavó bien los rastros de lágrimas de rostro y siguió hasta que la piel le brilló. Se secó y se puso su loción favorita de lavanda y vainilla. La hacía sentir sexy y sabía que era la favorita de Severus también.

Quería que sufriera. Ese bastardo. La había lastimado. Había quebrado su confianza en él. ¿Cómo pudo hacerme algo así? Quitó el pensamiento de su cabeza antes que comenzara a llorar de nuevo. Se sentó frente al espejo para maquillarse a la manera muggle.

Tuvo especial atención a cada color que aplicaba a su rostro. Se aseguró de cepillarse el cabello hasta que no podía brillar mas y dejó que cayera sobre su espalda, justo como a él le gustaba. Hermione quería asegurarse que Severus supiera lo que estaba perdiendo.

Se puso unas bragas de encaje negro, el color favorito de Severus. Dudaba mucho que llegara a verlas, pero no sabía hasta donde era capaz de llegar. La lógica no era algo que en aquel momento pudiera pasar por encima de su furia, así que no pensó en lo cruel que estaba siendo.

Se puso un sujetador haciendo juego antes de acercarse al closet para buscar una falda de satén negro que apenas cubría algo. Era una prenda que había comprado por impulso pero que nunca había usado. Luego se puso una musculosa blanca apretadísima, que dejaba ver lo que había debajo.

𝐃𝐞𝐬𝐞𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐲 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 [𝐒𝐞𝐯𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora