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—Nunca te lo dije —

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—Nunca te lo dije —. Angie se pegó a mi hombro y restregó su nariz sobre mi abrigo —, gracias por defenderme ese día —la cámara hizo un enfoque algo grosero y yo no cambié mi expresión de asco ante aquel hombre, decir que lo odiaba era poco —. Me siento bien de tenerte conmigo.

El problema de esos agradecimientos, no era el que no se escucharan sinceros, la verdad, mi problemática central se trató del poco enfoque que se le estaba dando al verdadero conflicto en toda la situación: la posición de las mujeres en la industria, y si bien Leena se esforzaba por mencionar eso cada que tenía la oportunidad, la rubia únicamente cedía a los guiones mal estructurados que le brindaba su representante.

—Quita esa cara de culo —balbuceó el hombre después de grabar —. O los rankings se vendrán abajo por tus rancias expresiones —frunció su frente para cambiarle de lente a la cámara.

Francisco pasó por alto ese tipo de comportamientos.

Fue a Lina a quien escuché usar el mismo tono para responderle un "te callas o te parto la madre". No usaba esas expresiones con frecuencia, pero se había puesto el papel que tanto le daban esos señores, el de latinoamericana agresiva, y, siempre que tenía la oportunidad, les decía amenazaba con expresiones mexicanas y les apretaba el puño enfrente de la cara.

—¿Irás a la fiesta de hoy? —. Leena se acomodó en mis piernas y tomó el lugar de Angie, esta última se hizo a un lado, con una cara de "no digas mucho" dirigida para Leena.

Había algo diferente en Angie, y me preocupaba hasta qué punto los comentarios en internet le estaba afectando, o las quejas de la producción hacia su poca disciplina y el hecho de que solo llegaba a la casa a encerrarse y ese era el contenido que grababa.

"Mujer aburrida", fue la expresión que usó su representante para que ella accediera a actuar bajo un concepto girl crush, para atraer  —según ellos— audiencia masculina. Ante la aceptación de esa propuesta, escuché una leve discusión entre las chicas, con seguridad ese era el motivo por la lejanía entre ellas.

—No sé nada de fiestas —respondí, ocultando la emoción que me daba completar mis planes ese día —Pasaré el cumpleaños con Rodrigo.

—Por eso —. Angie se había alejado de nosotros y arrugó la cara al escuchar a Leena hablarme sobre una supuesta fiesta.

Evité decirle mi plan de llevar a Rodrigo a un picnic nocturno, y el collar personalizado que había diseñado para él —con más ayuda de Keyller y su amigo, pero yo también había participado—.

—Le metiste un maldito enfoque —gritó el director de cámaras a una de sus asistentes —. Hay cuarenta minutos de tomas perdidas, por tu maldita culpa, ¿eres retrasada o te diviertes fingiendo serlo? Porque. A mí. No. Me. Divierte.

Leejin bostezó, cubriéndose una parte de su cara con la mano, sabía que esos hombres eran capaces de tomarle diferentes ángulos para hacer memes de una situación tan normal como bostezar.

Cuando Acabe El Show (próximamente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora