CAPITULO 1

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Emily POV

Me encontraba en un hermoso paraíso, lleno de flores de distintos tamaños y formas, el pasto era de un verde intenso que parecía irreal, el cielo estaba despejado y el sol brillaba en su esplendor. Me recosté sobre el pasto mientras miraba el cielo, la brisa era cálida y agradable, me encantaba este lugar, por un momento llegue a pensar que estaba en el cielo. Hasta que de pronto llegue a escuchar aquella melodía que atrapo por completo mi corazón, me levante sin dudarlo ni un segundo, y me dirigí hacia el lugar de donde provenía la música, mientras avanzaba, más cerca la podía escuchar, con cada paso que daba mi corazón se aceleraba; mi respiración se volvió agitada y fue allí donde pude darme cuenta que estaba corriendo; luego de varios minutos lo vi, Alex Roberts estaba sentado sobre el banquillo mientras sus delicados dedos tocaban cada tecla del piano, haciendo que se produjera aquella melodía que escuche cuando tenía diez años, y la cual jamás olvidare. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y poco a poco fui acercándome a él, de repente Alex dejo de tocar y se dio cuenta de mi presencia, giro su rostro y me regalo una mirada de advertencia.

-No te acerques-Dijo Alex, pero ya era demasiado tarde, mis pies siguieron las órdenes de mi corazón y no escucharon la advertencia.

De pronto sentí un frio aterrador recorrer todo mi cuerpo, seguidamente el suelo que estaba bajo mis pies se abrió y caí a un abismo, un grito salió de mi garganta...

Me desperté sudando y asustada, el corazón parecía que se fuera a salir de mi pecho, gracias a Dios fue solo una pesadilla, hice a un lado mis sabanas y me puse de pie, vi la hora en mi celular y me di cuenta que era tarde, me apresure en ir al baño. Tome una ducha, me cepille los dientes, me coloque lo primero que encontré en mi armario, no tenía tiempo para elegir, opte por colocarme un suéter rosa viejo, unos pantalones holgados y mis converse negras, finalmente me hice una trenza a medio lado y me dirigí a la cocina.

-Buen día Tía Cecilia, lo siento pero no puedo desayunar ahora, no te preocupes que comeré en el instituto. Te quiero-Me fui antes de escuchar uno de sus famosos discursos, no sin antes tomar una manzana que estaba en una cesta de frutas arriba de la pequeña mesa que tenemos. Ella me miro enfadada, no le gusta que deje la comida, siempre me dice que el desayuno es el alimento más importante del día, y la mayoría de las veces no me daba tiempo de desayunar, ya que me levantaba tarde, definitivamente mi cama me ama pero el despertador no es capaz de aceptarlo,

Salí y me fui caminando al instituto, gracias a Dios no estaba tan lejos de mi casa, por eso todas las mañanas me iba caminando. Vivo en Crawford, un pequeño pueblo de Texas, me agrada bastante, las personas son amables y respetuosas (bueno, casi todas), como todo pueblo y ciudad existen clases sociales, yo estaba entre la clase más baja, y esa es una de las razones por las que no me llevo muy bien con mis compañeros del instituto, ellos son arrogantes, prepotentes y les gusta humillar a los demás, más de una vez me hicieron bromas pesadas, pero ya me acostumbre y simplemente los ignoro. Me siento orgullosa del hogar a donde pertenezco, mi tía Cecilia trabaja en la mansión de los Roberts, la familia más adinerada del pueblo, el Sr. Evan es el alcalde de Crawford, todos lo conocen y le tienen respeto, mi tía tiene quince años trabajando para ellos, desde mucho antes de que el fuese alcalde, En el momento en que nací ella se hizo cargo de mí, mi mamá murió cuando me dio a luz, así que no la conocí, solo la he visto por fotos, y a mi padre tampoco lo conocí y no creo conocerlo a estas alturas, ya que el abandono a mi madre cuando se enteró que ella estaba esperando una hija de él; según lo que me conto mi tía, mi mamá quedo embarazada cuando tenía quince años de edad, precisamente la edad que tengo ahora.

Aunque no tengamos lujos, vivimos cómodamente en una humilde y pequeña casa, solo tiene dos habitaciones, un baño, una cocina y una sala donde solo caben tres personas, mi tía ha trabajado muy fuerte para mantenerme, ella es como una madre para mí, no solo me ha sustentado, sino que también me ha regalado su amor, ella es mi única familia y la mujer por la que daría mi vida entera.

Lenguaje del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora