Maní.

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—A-Anya se mueve—dijo expectante el azabache—.
—Lo sé, ya lo sentí—se burlo de su esposo.
—Y-y si es por que no le agrado— murmuro temeroso—
—Damian te amara tanto o más de lo que yo te amo— dijo entrelazando sus manos para ponerlas sobre su ya bastante abultado vientre.

Las palabras funcionaron como bálsamo. Hace ocho meses le había dado la noticia de que estaba embarazada y desde ese momento desconoció el significado de la palabra calma en su lugar solo sentía ansiedad en cada momento, no sabía si todo padre primerizo actuaba así, pero por lo menos el vivía en momentos constantes de estrés —esperaba que fuera normal para los primerizos sino se estaría volviendo loco—.

Pero por Dios estaban hablando de un niño. Un bebé. Un hijo de Anya y suyo. Su bebé, aquella oración sonaba tan extraña y lejana, pero ahora estaba a un mes exacto de conocer a su hijo. Y como si no fuera suficiente estarse preocupando en cada minuto por Anya y su bebé estaba la sombra de su padre, él sabía que no tuvo la mejor figura paterna ¿Podría ser un buen padre? ¿Qué haría cuando tuviera que reprender a su hijo? ¿Cómo le daría la confianza necesaria para confiar en el? Y lo más importante ¿Cómo le demostraría que daría la vida por él? ¿Debía leer las guías de padres? Al padre de Anya le había funcionado, pero hablamos de Loid él raya en la perfección — siempre podría pedirle consejos —. Pero eso no era todo no solo debía de ver el lado rosa de ser padre; despertares en la madrugada cambiar pañales, vómito, resfriados. Y solo era el primero ¿Habría más bebés? El tenía un hermano y algunas veces no estaba mal, en cambio esposa fue hija única ¿Querría los mismo para ellos? ¿Él quería más bebés? ¿Un par más tal vez?

—Alto ahí cerebrito —palidecio su esposa interrumpiendo sus pensamientos — Primero dejemos que nazca ¿Esta bien?
—¡Ey! Que te he dicho sobre husmear en mis pensamientos sin permiso —regaño a forma de broma—Solo estaba divagando en el futuro —murmuro.
—Lo sé, lo sé —rio— pero, tu imaginación va sumamente rápido, dame un respiro.
—Pequeña bruja ¿Quieres un poco de maní?
—Te odio. —lo miro entrecerrando los ojos. Él era perfectamente consciente de que desde el momento en qué supo que estaba embarazada tenía un tremendo asco al comer maní —.
—Es una broma—dijo con sorna— prometo que en cuanto nazca el bebé no te daré una bolsa de manís sino te regalaré una fábrica completa.
—¿De verdad? —le brillaron los ojos de emoción — es el mejor regalo que podrías darme—bufo. Es claro que las joyas no impresionaban a su esposa.





Holaaaaaa, es corto lo sé y no es la continuación del anterior sorry, en por si alguien lo estaba esperando son 3 partes y la siguiente semana subiré el siguiente. Espero que les guste :) ya saben si les gusta denle 🌟 y comenten. Alguien más triste por que es el último fin de Spy uwu

—H.

Damianya One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora