Kong

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Disclaimer: Los personajes y la historia no me pertenecen. Los personajes son de Rumiko Takahashi, y la historia es de TouchofPixieDust, yo únicamente traduzco. King Kong tampoco me pertenece.

Advertencia: Spoilers de King Kong. Si no la has visto y no quieres saber cómo termina, no leas este capítulo.

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Trabajo n.º 3:

Aprenda a ver otros caminos en la vida. Escriba un final alternativo para la última película que haya visto. Si fuera su historia, ¿cómo la terminaría?

—¡Tíralo de la torre! —bramó una joven enfadada.

—¡Kagome!

Un gruñido más potente y masculino surgió cuando le riñeron a su chica. Kagome se giró y le dirigió a Inuyasha una pequeña sonrisa de gratitud antes de girarse con expresión inocente hacia la chica de pelo moreno corto que tenía al lado. ¿Se llamaba Eri? Keh, eran todas iguales.

—Calla y atiende a la película. —Kagome se enfurruñó ante la reprimenda y se hundió más en su butaca, dándole otro sorbo a su aguado refresco.

Inuyasha volvió a gruñirle a la chica que no paraba de silenciar a Kagome. No habría aceptado venir a esta estúpida película si hubiera sabido que se iban a encontrar con esas tres chicas. Cuando Kagome le había explicado de qué iba su trabajo, no había visto problema en ir con ella. Después de todo, estar sentados a oscuras rodeados de extraños no parecía que fuera muy seguro. Y como su trabajo era mantenerla a salvo...

¡Y menos mal que había venido! ¡Había machos asomando por todas partes! ¡Era como si hubiera un millón de Mirokus! ¡No se podía creer que algunos tuvieran la DESFACHATEZ de intentar algo con Kagome con ÉL justo AL LADO! Tampoco había una sola buena intención por parte de ninguno de ellos. Odiaba la forma en que miraban a Kagome. Puede que también estuvieran mirando a las otras chicas que estaban con ellos, pero ellas no eran problema suyo. Sí, claro que las protegería si debía hacerlo, dado que Kagome parecía tenerles cariño.

Al principio había intentado mantener su cuerpo entre Kagome y los hombres que intentaban captar su atención. Pero en cuanto bloqueaba un lado, pasaba algo en el otro. Si no eran hombres intentando atraerla, eran parejas tocándose de forma inapropiada. Miroku estaría en su salsa, ahora que lo pensaba.

¡Y lo que llevaba puesto la gente! Cómo era posible que sus familias los dejaran salir de casa con esas cosas puestas. O sin llevarlas puestas, como podía ser el caso. El traje con el que se bañaba Kagome, no es que él mirase, claro, ¡cubría más que algunos de aquellos atuendos! A Inuyasha le ponía un poco nervioso ver lo común que era ponerse esas cosas. Solo por si acaso, comprobaría el armario de Kagome cuando llegasen a casa.

En realidad, había sido un alivio entrar en el cine y tener las luces bajas, a pesar de los suelos pegajosos (después le daría las gracias a Kagome por obligarle a ponerse los zapatos) y las butacas estrechas. Cuando la película empezó, ella se concentró completamente en la pantalla, aunque a veces hacía silenciosos comentarios solo dirigidos a sus oídos.

Claro que él había visto películas antes, pero solo en la televisión en casa de Kagome. La pantalla gigante era genial, aunque tenía un volumen un poco alto para su sensible oído. Casi agradecía la gorra de béisbol, que al menos lo amortiguaba un poco.

Había tantos olores a su alrededor que a Inuyasha le costó un momento notar el olor de las lágrimas de Kagome. Estaba a punto de exigirle que le contara lo que pasaba cuando se dio cuenta de que no eran lágrimas de tristeza, sino de rabia. Intentó pensar rápidamente en lo que podría haber hecho para haberla enfadado y sacar ese brillo rosa que parecía como si estuviera incendiándole las puntas del pelo. No parecía que robarle palomitas fuera una ofensa suficiente para purificarlo y parecía que estaba a dos segundos de purificar algo.

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