Escritura creativa

Tres días

Disclaimer: Los personajes y la historia no me pertenecen. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de TouchofPixieDust, yo únicamente traduzco.

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Trabajo n.º 8: Escriba tres entradas de diario ficticias o no ficticias. Puede escribir las entradas sobre sucesos reales de su vida o sobre sucesos que desearía que ocurriesen en su vida. Puede escribir como usted misma o como una persona completamente diferente, como un animal o incluso como un objeto inanimado. Cada entrada debe tener al menos cien palabras.

Inuyasha supo, en cuanto las palabras salieron de la boca de Kagome, sobre qué días escribiría. Eran los mismos tres días insoportablemente dolorosos sobre los que escribiría él si tuviera ganas.

Kagome lo miró por encima del papel y alzó una ceja. Síp. Iba a escoger AQUELLOS tres días.

—¿Sobre qué vas a escribir? —preguntó Shippo mientras seguía coloreando en el cuaderno de papel de dibujo que Kagome le había traído del futuro.

Qué pregunta más estúpida, refunfuñó Inuyasha. ¿Cuántas veces ha oído el crío la frase «volveré dentro de tres días»? Esos tres días siempre estaban llenos de mocosos irritantes preguntando «¿cuándo va a volver Kagome, Inuyasha?» y «¿qué has hecho ESTA vez, Inuyasha?» y «ve a pedirle perdón, Inuyasha». Bueno, la última técnicamente no era una pregunta, pero aun así era irritante.

—Mmmm... ¿sobre qué tres días debería escribir? —meditó Kagome en voz alta—. Caramba, Shippo, qué difícil.

¿Caramba? ¿Desde cuándo dice Kagome «caramba»? Inuyasha la fulminó con la mirada mientras ella ladeaba la cabeza y hacía repiquetear la punta de goma de su lápiz contra su barbilla. Era la imagen de la inocencia mientras hacía eso de abanicar las pestañas que las chicas parecían saber hacer desde que nacían. Pero a Inuyasha no lo engañaba. Lo estaba torturando. Era porque había engullido el último pescado en lugar de dejar que el zorrito gorrón se lo quedara.

—¿Qué tal sobre los tres primeros días después de que me conocieras? —dijo Shippo esperanzado.

Kagome se rio y le dio una palmadita en la cabeza al demonio zorro.

—Eso serían mucho más que cien palabras, Shippo.

—¿Los tres primeros días después de que derrotásemos a Kaguya? —sugirió Sango con una sonrisa.

Kagome se sonrojó e Inuyasha sospechaba que él también estaba sonrojado. Aquellos fueron unos días difíciles después de que la derrotaran. Fueron los días después de que Kagome le hubiera besado. Admitía que probablemente podría haber manejado mejor la situación. Sugerir que Kagome prácticamente lo había besado a la fuerza... bueno, aquello no puso a la miko del mejor de los humores. Habían hecho falta más de tres días para que ella se calmase lo suficiente para volver a hablar con él. No, no quería que pensase en AQUELLOS días.

No es que quisiera que olvidase el beso. ¡Ni de broma! De hecho, esperaba que lo tuviera incrustado en la memoria durante el resto de su vida. Esperaba que pensase en ello cada vez que lo mirase a él. Esperaba que pensase en ello cada vez que estuvieran a una distancia en la que pudieran olerse. Esperaba que pensase en ello cada vez que él se fuera a dormir escuchando el latido de su corazón. Un momento... negó con la cabeza, notando que se le calentaban las mejillas ante el giro que habían tomado sus pensamientos.

Una pena que el trabajo no fuera «¿Cómo reharías tres días?», refunfuñó en silencio. A eso sí sabría responder. Lidiaría mucho mejor con todo el tema del beso. No intentaría negarlo o culparla de ello. Tal vez simplemente debería haber ignorado las bromas de sus amigos y haberle dado la mano a Kagome. Entonces lo habría sabido sin que él tuviera que decir nada realmente.