La tensión era palpable. Cualquier mínimo movimiento y la pelea iniciaría.
El almirante sonrió de forma arrogante ante aquellos dos insectos que cerraban su paso.
- Mi capitán tiene asuntos más importantes...- exclamo Sasuke sonriendo-. Que tratar con un invalido-
Los dedos de la mano del vice-capitán se aferraron suavemente alrededor del mango de la katana.
La sonrisa de Kenpachi solo demostraba las ansias del inicio del enfrentamiento.
- Supongo que atacar de frente será la estrategia- susurró Sasuke.
No hizo falta una respuesta verbal de su nakama, solo con observar su lenguaje corporal estaba dicho.
La lava surgió de cada poro del cuerpo de Akainu rodeando al almirante del material fundido.
- Esté donde esté, Portgas D. Naruto saldrá cuando sus cabezas cuelguen en una pica- sentenció Akainu.
Esto, ¡era su justicia absoluta!
¡FWIIIISH!
Sasuke y Zaraki se quedaron, congelados, en sus lugares ante la onda expansiva que se produjo.
Incluso a decenas de metros, marines empezaron a caer desmayados. Algunos con sus párpados abiertos mostrando la falta de la pupila dejando un paisaje en blanco. Otros simplemente se habían derrumbado con saliva cayendo de las comisuras de sus labios.
- Haki del Rey- exclamo Zaraki sonriendo aún más si aquello fuese posible.
A la distancia, Shikamaru sonrió algo nervioso. Akainu era un almirante, era de esperar que tuviese aquella voluntad.
- Incluso a sus propios hombres...- mencionó Machi viendo como los marines que tenía de enemigos caían al suelo.
- ¡Mejor para nosotros! ¡Menos problemas!- sonrió Shikamaru posicionado a su lado.
La ventisca era fuerte removiendo los cabellos de los piratas.
Sasuke sonrió levemente de lado con aquella característica expresión suya.
- (Comparado con aquella pelea hace tres años...)- pensó el vice-capitán abriendo sus párpados.
Comparado con el enfrentamiento de Haki entre Naruto y Akagami, esto, solo era un paseo por el parque.
¡FWIIISH!
El Haki del Rey de Sasuke apareció en escena chocando contra el de Akainu.
Ambas voluntades empezaron un juego de tira y afloja en un intento de sobreponerse a la otra, simplemente, para ambas estallar en una fuerte ventisca al haber sido anuladas entre si.
La pelea apenas estaba por iniciar...
X~X~X
Hace 5 años. Nuevo Mundo. A 2KM del Triangulo del Diablo.
Con el último barco pirata ardiendo antes sus ojos. Con aquel pequeño momento de victoria y justicia, fue cuando Akainu lo escucho.
- ¡Oye, perrito rabioso!-
La voz de un niño resonó entre aquel lugar opacando el sonido del crispar de las llamas.
Akainu se dio media vuelta observando a un barco pirata intentando huir usando como cortina el humo en la escena.
- ¡Es un hermoso día para navegar, ¿no?-
El almirante entrecerró la mirada viendo a un niño de pie sobre el mástil principal. El muchacho sonreía como si no estuviera a metros de un almirante de la marina, y su posible muerte, tal como paso con el resto de piratas.
- Parece que solo quedamos nosotros- mencionó el joven, cuya edad no debería superar los 15-. Si te rindes ahora, te dejaré salir vivo de aquí, así de simple-
Los tripulantes de la nave pirata observaban a aquel niño como si fuera un fenómeno.
El muchacho solo estaba ahí cantando como un pequeño pajarito.
Akainu jamás olvidaría en su vida el nombre de aquel muchacho, el nombre del hombre al que perseguiría por el resto de sus días.
Portgas D. Naruto.
- ¡Vamos! ¡Ríndete en paz o enfréntate a las consecuencias!-
El muchacho sonrió de oreja a oreja para saltar del mástil hacia la proa del barco.
Y con aquello, el barco pirata giró para ir a toda velocidad hacia el Este.
- ¡Sigan a esos bastardos!- rugió Akainu.
El almirante jamás se dio cuenta que solo estaban siendo guiados hacia el Triangulo del Diablo.
Espero que les haya gustado.
Dejen su voto y comentario que ayudan mucho. ¡Seguidme si no lo estás y únete a esta tripulación!
Nos leemos en el próximo capitulo.
Bye-bye~
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Voluntad Heredada.
FanfictionNaruto x One Piece. Dos hijos del Rey de los Piratas. Uno de ellos, Ace, eligió otro camino sin depender de su sangre. El segundo hijo, tomó la voluntad de su padre. Roger había puesto el mundo patas para arriba, ahora, era turno de su hijo. Portgas...