02:20 Am
Música suave de Vals, vestidos de colores vivos y encajes que revelan las pálidas y bronceadas pieles de las jóvenes nobles. Bailan al son de la suave y pegadiza música, los movimientos son lentos y mecanizados. Son como trozos de metal vestidos con joyas y trajes caros.
En una de las mesas, se encuentra Lady Rania, una noble de clase baja, o al menos eso es lo que aparenta. En realidad es una ladrona de la peor clase, se hace pasar por una noble, mientras su compañero espera en el alfeizar de la ventana de los aposentos del Lord Yabail, esperando a que ella la abra. Su verdadero nombre es Kiera Sorni, lleva un largo y ceñido vestido rojo que la hacía destacar entre la multitud, recibía varias miradas de algunas jóvenes nobles y algunos cuchicheos sobre su reveladora vestimenta. Su corto pelo rubio estaba tapado por una peluca con negros rizos que le caían salvajemente sobre la espalda. Su verdosa mirada se paseaba por todo el salón del baile, para ese momento de la noche, ya había robado tres anillos de oro y una pulsera de plata, le darían una buena cantidad por ellos.
Se termina el contenido de su copa y camina despacio y con confianza a través de mesas y sillas, haciendo sonar sus tacones. Sin ser vista, se escabulle por las escaleras. Camina por los anchos pasillos de la mansión, la alfombra amortigua el ruido de los tacones de Kiera, ayudándola a pasar desapercibida. Las paredes estaban decoradas con imágenes y retratos del Lord, en algunos pasillo, también había varias estatuas. Localiza la puerta de los aposentos del Lord, una vez dentro, cierra la puerta a sus espaldas, y abre la ventana. La brisa nocturna le despeina la negruzca peluca.
Una silueta alta y con músculos anchos, aparece en el alfeizar, Kiera se aparta de la ventana, y se apoya en la blanca pared. La silueta se deja caer dentro de la habitación, quedando iluminada por la tenue luz de las velas. Un chico de ojos azules tan claros que parecen grises, una hilera de fino cabello castaño le cae sobre el ojo izquierdo. Recorre la habitación con la mirada, tiene el ceño fruncido y su rostro inexpresivo. Kiera aparece a sus espaldas, y con el dedo índice le da un ligero toque en el cuello, sin darle tiempo a reaccionar, él ya la tiene inmovilizada entre sus brazos. Kiera sonríe y le deja un beso en la cara interna del brazo. Él sonríe y la suelta, quedando cara a cara.
- Tenemos que irnos, la tormenta humana está aquí – Dice él, su voz suena ronca.
La puerta se abre, y dos guardias de Yabail aparecen en el marco, llevan las espadas desfundadas, preparados para atacar. Kiera vuelve a sonreír, antes de mostrar su marca de Salimad, algunas zonas de la piel de sus brazos, y de la piel de su pecho que quedaba expuesta por el vestido, empezaron a dibujarse distintos símbolos en tinta marrón. Los guardias chillan algo que Kiera no logra escuchar, ya que acababa de convertirse en una sombra más de la habitación, su figura corpórea, acababa de desaparecer, ahora no era más que una sombra de miles. Los guardias empiezan a acercarse a Nathan, a lo que él responde sacando una espada de su cinturón de armas, e interponiéndola entre los guardias. Kiera se acerca a uno de los guardias, y le rebana el cuello con un fino cuchillo oculto en su vestido.
El otro guardia, se queda paralizado al ver a Kiera salir de las sombras, un humo negro sale de su cuerpo, cuando regresa a su forma corpórea, está distracción, la utiliza Nathan para tirarlo al suelo. Kiera corre hacia la ventana, acompañada de Nathan unos segundos más tarde. Una vez fuera de la mansión, quedan de pie en el alfeizar de la ventana, a unos 28 metros del suelo, con un brazo, Nathan rodea a Kiera de la cintura, y se tiran del alfeizar.
Nathan activa su marca de Salimad, y se alzan en el aire, segundos antes de quedar estampados contra el suelo.
El guardia con vida, se asoma a la ventana, observando la escena con furia.
- Mestizos – Chilla el guardia con odio.
En respuesta, Kiera le agarra el cuello a Nathan, y estampa sus labios con los de él, Nathan sonríe en medio del beso, mientras se aleja utilizando su poder de gravedad.
- Lenz, nos está esperando en infierno – Dice ella apoyando su cabeza en el hombro de Nathan.
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El último reino
FantasyDurante 200 años el mundo cambió con la llegada de Anthek al trono. Los humanos desparecierón, formando dos razas los Salimad y los Malfas. Dos razas sometidas ante el poder, miles de Salimad perseguidos hasta la muerte, miles de Malfas muertos baj...