Capítulo 10

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Camina por las nevadas calles de Bausen, los rayos de sol impactan sobre sus rubios mechones, iluminándolos.

Sack deja atrás las viejas calles de Bausen, para dar la bienvenida a las calles ricas del viejo pueblo. Las grandes mansiones blancas, se alzan con esplendor sobre los suelos empedrados y calles sin rastro de nieve.

La mansión del Lord Servial, es la última de la calles principal, está rodeada por una verja de oro y las plantas que crecen a su alrededor, están bañadas pintura con partículas de oro.

Dos guardias están colocados a cada lado de la verja, ponen cara de asco cuando ven a Sack, no es normal que un Malfa de clase baja sea el senescal de un Lord como Servial.

Sack se detiene en frente de la puerta, pero a una distancia de precaución entre los guardias, saca su identificación, o también conocido como CM, este es un documento que deben llevar todos los Malfas, lo entrega el gobierno a todos los Malfas mayores de 3 años. En el caso de no tener el CM, significa Salimad, la raza odiada por el gobierno, y sobre todo por Anthek.

Manteniendo su expresión, el guardia, agarra el CM de Sack y lo observa con precaución, fijándose si no es una falsificación creada por un Salimad. Al final le concede el paso a Sack.

Sack entra por la puerta de servicio, no le tienen permitido entrar por la principal. La cocina estaba a oscuras, unas personas se mueven rápidamente por ella, preparando el lujoso desayuno del Lord. Las cocineras corren de un lado a otro, esquivando con habilidad a los que se encargan de montar la mesa del Lord. Sack pasa con discreción, intentando no pisar las largas faldas de los vestidos de las cocineras.

Deja atrás la vieja cocina, para dar paso a los lujosos pasillos de la mansión, alfombras de diversos colores; rojo, verde, azul, decoran los suelos de mármol pulido. Grandes cuadros con representaciones de escenas de caza, puestas de sol, y montañas llenas de sangre, después de la masacre que realizó el Lord para llegar al poder, decoran las pulidas paredes.

En el comedor se encuentra el Lord Servial, sentado en su mesa de oro, tiene puestas sus viejas gafas de metal dorado y una gabardina de terciopelo rojo, su barba y pelo canoso estaban sin peinar. Sack carraspea para llamar la atención del Lord.

Servial levanta la mirada de sus papeles y hace una mueca que imita a una sonrisa, analiza a Sack, pasando su mirada sin disimulo sobre su apariencia, un viejo chaquetón deshilachado y con algún que otro parche, pantalones negros gastados y unas viejas botas de combate llenas de barro.

Servial le hace una seña y le permite sentarse junto a él, pero manteniendo una distancia prudencial, los nobles no quieren mantener relación con los Malfas.

- Esta noche, celebro un baile, el Lord Yabail está muerto, más te vale traerme información válida – Dice Servial manteniendo la vista fija en sus papeles.

Sack intenta mantener la calma, carraspea en un intento de aliviar la presión del pecho, mantiene la calma, cuando empieza a decir el discurso preparado por Slade.

- Dos Salimad lo mataron anoche, el ejercito policial, aún no sabe quiénes fueron los asesinos –

- Es el asesino de la ventisca, estoy seguro que es obra suya –

- No se sabe con seguridad, señor –

- Ese mestizo a matado a muchos nobles, es él –

- Señor, si me permite, últimamente se rumora algo por el mercado Malfa –

- ¿Y qué son esos rumores? –

- Señor, esos rumores valen más de 30 monedas –

Servial ríe y saca una pequeña bolsa morada llena de monedas y se la lanza a Sack, que las coge al vuelo.

- Si hubieses nacido Salimad, serías un problema para el mundo – Dice Servial dejándose apoyar en el respaldo de la silla.

Sack no responde, se encoge en su asiento y aparta la mirada del Lord

- Qué pena que ninguna de las bestias de Anthek se acostase con tu madre, de esa forma podrías haber tenido el poder de los Salimad. –

Sack suelta el oro, se levanta de la silla en silencio, y se dispone a salir de la mansión. El Lord agarra la mano, retorciéndole la muñeca, Sack forcejea con él, pero Servial afianza su agarre, doblándole la muñeca a Sack, el ruido del hueso rompiéndose hace que el Lord ponga una mueca de repulsión. Sack jadea y observa como el hueso de la muñeca traspasa la piel, la sangre empieza a brotar de la herida, manchando el blanco suelo.

- ¿Qué rumores son esos? – Susurra Servial

- Nuevos Salimad, capaces de transformarse en las bestias de Anthek –

Servial lo suelta, Sack coge el oro y sale corriendo de la mansión.

Slade salta del tejado de la mansión, sorprendiendo a los guardias, Slade saca su vieja espada dorada del cinturón de armas, y la interpone entre los guardias.

Los guardias se retractan y guardan sus espadas, volviendo a su posición inicial, ignorando a Slade.

Slade sonríe y guarda su espada, agarra la mano de Sack, y empiezan a correr hasta salir de las calles ricas.

El último reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora