¡Vaya! A veces la vida da un giro inesperado... en la dirección correcta.
Dos Jóvenes adultos que creían tener todo su futuro fríamente calculado, sus prioridades organizadas hasta que ocurre una cadena de hechos que hacen que la vida les haga dar...
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Recibí un extraño mensaje de parte de mi novio citándome en el departamento, por suerte la puntualidad no será un problema ya que me encuentro a unos siete minutos de distancia, en una pastelería esperando que me entreguen su regalo por nuestro segundo aniversario.
—Aquí tienes, cariño. Tómalo con cuidado. –advirtió la mujer entregándome la caja.
—Aquí tiene; quédese con el cambio. –dije entregándole el dinero.
Salí de la tienda rumbo al departamento; rogando de que mi novio me sorprenda con una cena, ya que tanto ejercicio me ha abierto el apetito.
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Llegué al departamento con tiempo de sobra; estaba a punto de entrar al edificio cuando siento a alguien apareciendo detrás de mí, mi piel se erizó, ya que por un segundo creí que intentarían robarme... lentamente giré hacia el sujeto y ahí noté que se trata del hombre que me robo...el corazón.
—Me gusta tu puntualidad, Hardy. –habló el pelirrojo observando el reloj en su muñeca.
Me acerqué con la intensión de darle un beso pero él se hizo hacia atrás. —Aquí no. Alguien puede vernos. –dijo en voz baja.
Preferí depositar un beso en su mejilla.
— ¿Entramos? –curiosee.
El pelirrojo negó agitando su cabeza. —Ha llegado mi momento de sorprenderte, ¿Estás listo? –habló emocionado.
—Sí. –dejándome contagiar por su entusiasmo pero ciertamente tengo algo de curiosidad.
Sin demorar un segundo más, caminamos hacia su camioneta que se encuentra estacionada junto a la acera, me subí en el asiento de copiloto apoyando su regalo sobre mi regazo.
08:35pm
—Joe, ¡FRENA! ... ¡JOEY, DETENTE! ... Me siento mal. –dije tomándome el pecho.
Él rápidamente bajó las ventanillas mientras buscaba un lugar libre para estacionar
— ¿Qué es lo que sientes? ¿Mareos? ¿Nauseas? ¿Pánico? –curioseo.
Me quedé en silencio...
Cuando por fin estacionó, bajo corriendo para abrir la puerta, al abrirme me quitó el presente del regazo para terminar apoyándolo en el techo de la camioneta, me agarro de la mano con cierto cuidado, me ayudo a salir para que pueda tomar aire puro.
