Capítulo 55:

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Domingo 15 de octubre – 03:15pm – Londres

~Joe~

Al finalizar la llamada, seguí desayunando con el resto, pero cuando bebí el último sorbo de café, Madeleine ya había llegado. Lucy la hizo pasar, ella saludo a todos menos a Ben que la recibió con un "¿Dónde dejaste estacionada la escoba?" haciendo que nos riamos por lo bajo ¿Puede juzgarme por reírme de tan ingenioso comentario? Igual, me levante de mi asiento, revise mis bolsillos para asesorarme que no me olvido nada. Salude para terminar marchándonos.

— ¿Por qué no has llegado a dormir? –fue lo primero que dijo a un par de metros de la casa de los gemelos

—Hemos bebido de más con la rubia, ninguno estaba en condiciones de conducir, aunque decidí que había sido demasiado cuando esta comenzó a golpear a una chica. Intenté alejarlas pero rápidamente las personas que estaban ahí, las rodearon y empujaban a cualquiera que intentaba separarlas.

— ¡Qué enfermos! –soltó ella

—Llamé a su gemelo para que la busque. Luego de que las aleje, lleve a la rubia afuera del club, estuvimos ahí hasta que Ben llego, pero termino subiéndonos a ambos adentro del taxi.

— ¿Por qué estaba tan agresiva?

—Lucy esta mañana confesó que se trataba de la ex novia del rubio. No empieces con tus conspiraciones, ella le advirtió que si lo lastimaba habría consecuencias.

—Hermano, si claro. Eso no es de mejor amiga; claramente siente algo por el ebrio pero él no le corresponde o le cuesta darse cuenta. Ella no quiere que nadie lastime a su amor platónico.

—Creo que estás viendo más allá de la realidad.

—No, ustedes son bastante lentos para entender indirectas; pero las mujeres no hacemos algo porque si, siempre hay una razón detrás.

Intento hacer oídos sordos a los dichos de Madeleine, hemos discutido mucho este asunto con él como para recaer en las mismas suposiciones. — ¿A dónde dormiste tú? –preguntó de pronto. Claramente no puedo responder que dormí abrazando a Ben.

—En el sofá, porque el argentino ocupa la cama de invitados. –respondí

Llegamos al estacionamiento, para mi tranquilidad, mi camioneta se encontraba con todas sus partes intactas, encendí el motor mientras que miraba los espejos retrovisores para comenzar a salir del aparcamiento, ella por su lado, conecto su teléfono para musicalizar el camino.

Tardamos bastante en llegar a casa, porque Madeleine me hacia parar en cada lugar que venden maquillaje; hace poco cobró su mensualidad y necesita despilfarrar dinero en cosas innecesarias, en vez de ahorrarlo; también ambos pasamos un buen momento como los viejos tiempos, las canciones que reproducía eran pegadizos clásicos, mis cuerdas vocales piden piedad pero no puedo resistirme.

04:30pm

En este momento, me encuentro terminando unas planillas que necesito para mañana mientras tomo un té de limón con miel para suavizar mi garganta, Madeleine por su lado, se encuentra a un par de metros, precisamente en el sofá pintándose las uñas de los pies y sigue escuchando música aunque ahora es pop moderno.

De pronto, el estribillo de una canción logró captar mi atención, literalmente expresa lo que estamos atravesando con Ben; lo injusto que es tener que amarnos entre cuatro paredes, mantener el amor que nos tenemos escondido por mi cobardía; no se lo merece, porque aunque viene golpeado de su antigua relación, desde que decidimos darnos una oportunidad aquella noche lo único que ha hecho fue demostrarnos que intentarlo valía la pena, que se interesa y me quiere.

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