ʟᴀ ᴘʟᴀʏᴀ

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Una ducha caliente era lo que necesitaba después de haber estado jugando toda la tarde con Jeremiah.

Al salir me encontré a Steven.

- ¿Que tal la playa? - Pregunté amablemente. Me ignoró completamente.

Ah sí, mi relación con Steven. Él me veía como su rival.
Antes del divorcio de nuestros padres, los dos éramos inseparables. Pero luego me preguntaron con quién me quería quedar y "elegí" a mi padre. Desde eso ahora él me ve como enemiga.
Belly y yo seguimos como siempre, prometimos seguir siendo hermanas de corazón.

- ¿Que ha sido eso? - Preguntó Conrad extrañado atrás de Steven. Yo me enfadé y miré mal a mi hermano, luego bajé la cabeza mirando al suelo y me fui a mi habitación.

Aproveché para guardar todo en mí armario, pero al acabar alguien llamó a la puerta, era Belly.

- Hola Leila. - Dijo sonriendo.

- Hola hermanita. - Dije respondiendo la sonrisa.

- ¿Como te va por aquí? - Preguntó emocionada.

- ¿Como te va a ti con Conrad?

- Respondé tú primero. - Protestó.

- Bastante bien, es una família encantadora. - Le respondí. - ¿Tú con Conrad?

- Nos quedamos solos en la playa, Steven se fue con una chica a ligar. - Dijo riendo.

- Sobre Steven... - Suspiré. - ¿Crees que se le pase? Me trata borde y me ignora.

- Es un tío, los tíos siempre son bordes. - Dijo riendo.

- Ya, pero es mi hermano. - Me sentí algo triste.

- Seguro se le pasa. - Dijo estirándose en mi cama, yo también me estiré con ella.

- ¿Has tenido algún ataque de ansiedad? - Preguntó mirándome.

- Me tomé una pastilla antes de venir. - Le sonreí. - Todo tranquilo.

- Me alegro. - Sonrió también. - Tenemos que ir a bajo, la cena está casi lista. - Se levantó de la cama.

Fuimos las dos a bajo, y estaban Jeremiah y Conrad en el sofá.

- Hola chicos. - Saludó Belly.

Los dos sonrieron a la vez, cosas de hermanos.

- ¿Dónde está Steven? - Preguntó mi madre.

- Dice que no tiene hambre. - Me miró Conrad. Yo le miré con cara de "que pasa" y él hizo cara de "no sé".

- La cena ya está chicos. - Dijo Susannah trayendo la comida a la mesa. Nos sentamos todos.

La cena transcurrió tranquila, conversación agradable y comida buenísima.

Cuando terminamos recogimos la mesa y cada uno de fue a su habitación, obviamente nos dimos las buenas noches.

Me puse el pijama e intenté dormir. Por suerte pude dormir un par de horas, pero el insomnio me despertó a las 3 am y no podía volver a dormir.

Recordé que Jeremiah estaba al lado, y me dijo que si pasaba algo podría pasar.

Me lo pensé un par de veces. Me dirigí a su habitación y la abrí lentamente para no hacer ruido. Era muy atractivo durmiendo.

- Jeremiah. - Susurré. - Oh venga. Despierta Jere.

- ¿Jere? - Abrió los ojos con una linda sonrisa. - ¿Ocurre algo? Es muy tarde.

- No puedo dormir, ¿podemos ir a algún sitio? - Pregunté susurrando. Se fregó los ojos y se sentó.

- ¿Te apetece caminar por la playa? - Se levantó para coger una chaqueta.

- Genial, gracias. - Sonreí.

- No es nada, Ley. - Sonreí otra vez por el mote que me había dicho. - Tienes una linda sonrisa. - Susurró.

- Me voy a cambiar, espérame a bajo.

Me cambié y me puse algo cómodo, obviamente no podía ir con el pijama.

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Bajé y me encontré a Jere esperándome con dos toallas colgadas en el cuello

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Bajé y me encontré a Jere esperándome con dos toallas colgadas en el cuello.

Salimos silenciosamente para no despertar a nadie y fuimos camino a la playa.

- He traído un par de toallas por si nos cansamos de caminar. - Miró el cielo. - Pero con estas estrellas prefiero quedarnos aquí.

- Sí, no creo que hayan tantas a menudo. - Dije estirando la toalla que me dio.

Él se estiró mirando las estrellas y yo me senté mirando el mar. Suspiré cansada.

- ¿Pasa algo? - Se sentó a mi lado.

Relamí mis labios, pensando.

- ¿Te enfadas con tu hermano a menudo? - Pregunté estirándome ahora yo.

- Sí, pero nos arreglábamos fácil. - Contestó.

- ¿Y cuando era algo fuerte? ¿Que hacías?

- Lo llevaba a sitios dónde le gustaban. O le preparaba comida con mi madre, su comida favorita. - Sonrió melancólico.

Se estiró ahora a mi lado.

- ¿Volvemos ya? Hace frío. - Me levanté.

- Claro. - Se levantó y recogimos las toallas.

Al llegar a casa me acompañó hasta mi habitación.

- En realidad eres un buen chico, rubio. - Confesé.

- Y tu no eres adoptada. - Soltó una leve risa, rodé los ojos. - ¿Vas a poder dormir sin el rubio?

No

- Perfectamente. - Dije a punto de cerrar la puerta. - Gracias Jere. - Sonreí.

- Denada tonta.

Dicho eso me tumbé a la cama, y después de unos minutos volví a ponerme el pijama. Pude dormir unas horitas más, por suerte.

Afterglow - Jeremiah FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora