ʟᴀ ʜᴏʀᴀ

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Aproveché para ordenar un poco mi habitación. Me vestí y me puse algo un poco formal, para ir al autocine.

Mark me llamó, diciéndome que estaba fuera. Salí sin avisar a nadie, no estaba de humor.

- ¡Hola! - Saludé abriendo la puerta del copiloto.

- ¡Hola! - Me saludó él ahora. - ¿Como estás?

- Bastante bien. - Dije para después poner la radio. No hubo más conversación. Me sentía incómoda.

Llegamos y la película ya había empezado, parecía que habíamos llegado tarde.

La película terminó, una mierda por cierto, me habló por fin.

- ¿Y eres nueva por aquí? - Preguntó curioso.

- He venido aquí a pasar el verano. Con los Fishers.

- Me suenas de algo. - Intentó recordar viendo mi rostro. - ¡Te vi en la hoguera! - Recordó.

Pues que vergüenza.

- Sí, tú también me sonabas. - Mentí para quedar bien. Reímos, ni idea de por qué.

Por muy guapo que fuera, no sabía sacar tema de conversación, no como Jeremiah, tenía de todo por decirte y era mucho más divertido.

Estás en una cita con alguien para olvidarte del que estás enamorada y algo te recuerda a él, encima hace un par de horas te decía que tenía novia y todo era un error. Todo genial.

Mis pensamientos desaparecieron al ver que el chico se acercaba a mi rostro, mirando mis labios.
No jodas que es de esos...

Aparté mi cabeza, enfadada e incómoda.

Ni siquiera sabía cómo me llamaba.

- ¿Podemos irnos? - Pregunté incómoda.

- Sí, claro. - Dijo avergonzado.

Me llevó a casa, al llegar parecía que todos estaban dormidos.

Guardé las llaves al cajón de siempre, intentando hacer el menor ruido posible.

Me acordé de algo, no había cenado nada. Maldije observando cómo mi barriga gruñía, estaba muerta de hambre. Las palomitas se las comió todas Mark, para informar.

Decidí encender la linterna del móvil, para después abrir la nevera y sacar un trozo de pizza, estaba seco, pero como siempre digo, tiene sabor igual. Lo puse en el microondas, y mientras la pizza se calentaba, escuché un ruido proveniente del salón.

Me acerqué para mirar quién era. Jeremiah, durmiendo en el sofá.

Cuando la pizza ya estaba, me senté en un sillón, al lado del sofá ocupado.

- Si te preguntas por la cita, ha estado de maravilla. - Susurré sarcástica, hablando sola, o al menos con Jeremiah dormido, ya que no me podía escuchar. - De hecho, es de esos que solo quiere liarse, como tú, besitos y adiós. - Susurré dejando los pies en la pequeña mesa de en frente. - Le he hecho la cobra. - Restregué mi mano por la cara, cansada.
- Te preguntarás, ¿y eso? - Mi sarcasmo, acabarían siendo lágrimas ¿o que?

— Porque estoy enamorada de alguien que no siente lo mismo. - Decidí callarme ya, por si acaso. Guardé la pizza en la encimera de mármol.

Vi una manta en el otro pequeño sillón. Le tapé delicadamente para no despertarlo.

- ¿Estás segura? - Dijo esa voz ronca que tanto quería, pero no en ese momento.

Definitivamente mucha buena suerte no tenía.

- ¿Eres sonámbulo? - Pregunté avergonzada. Obviamente si era sonámbulo no me iba a decir que sí.

Rió.

- ¿Que haces aquí durmiendo? - Pregunté cambiando el tema.

- No podía dormir. - Se sentó en el sofá, donde minutos antes estaba dormido, o al menos eso pensaba yo.
Me senté a su lado.

- ¿Lo has oído todo? - Pregunté avergonzada y roja. - Si de verdad lo has hecho, puedo explicarlo. - Intenté pensar una excusa.
- Bueno, estoy enamorada de un chico que se llama... - Pensé en un nombre. - Justin.

- ¿Eres tonta? - Preguntó bromeando.

- De hecho soy superdotada. - Dije ahora no tan sarcástica.

- ¿En serio? No lo parece.

- Pregúntale a mi madre. - Reté.

- No pareces tan lista como para darte cuenta.

- ¿Darme cuenta de que? - Pregunté confundida. El tema se estaba desviando.

- De la hora. Has llegado a las 12 de la noche. - Dijo riendo.

- Deberías dormir. - Recomendé levantándome.

- ¿Y tú? - Preguntó estirándome del brazo, impidiéndome el paso.

- Tengo insomnio, tonto.

- Es verdad. - Reímos.
— ¿Puedo dormir contigo?

Afterglow - Jeremiah FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora