4 ᴅᴇ ᴊᴜʟɪᴏ

1.1K 77 1
                                    

Acabamos de decorar todo y me estiré en el sofá cansada.

Mi padre iba a venir.

Cada vez esa vocecita sonaba por mí cabeza y me ponía más nerviosa. Y sí, me tomé la pastilla de la ansiedad.
Sabía que ocurriría algo gordo.

El padre de los Fisher entró en casa y los chicos fueron a saludarlo, Susannah también.

Jeremiah estaba muy emocionado, Conrad al contrario.

Mi padre no tardó en venir.

Belly me agarró de la mano para ir a saludarlo, yo me negaba.

- Hola preciosa. - Me abrazó mi padre.

- Hola. - Saludé yo cortante, para después salir de ahí.

¿Como le iba a contar todo a mi padre?

- Papá, ¿Puedo hablar contigo? - Pregunté nerviosa. Después de que mis dos hermanos acabaran de saludarlo.

Asintió y nos sentamos al sofá.

- Quiero quedarme con mamá. - Dije ya de una vez por todas. Quitando el silencio incómodo que había. Pero ahora no solo había silencio incómodo, había conversación incómoda.

Mi padre no reaccionó.

- Lo siento. - Me disculpé con los ojos ya húmedos.

- No pasa nada. - Intentó tranquilizarse.

- No le hagas nada a mamá. - Le pedí sollozando. - No es culpa suya.

- ¡Y de quién la es! - Gritó alterado.

- Es tuya. - Dijo por fin mi boca, tiritando. - Es tuya porque siempre eres así de agresivo. Sólo te importa el dinero, que yo tenga una universidad, que vaya al campamento estúpido de mierda. - Dije ahora yo alterada.

- ¿Que? - Preguntó una voz que no quería escuchar.

Michael.

- ¿Que haces aquí? - Pregunté secándome las lágrimas rápidamente, para no dar pena.

- Me han invitado.

Me levanté y fui al baño. Respiré ondo.

Inhala, Exhala.

Repetía mi cabeza cada segundo.

Esto no iba a salir nada bien.

- ¿Estás bien? - Preguntó Michael abriendo la puerta.

- Vete a la mierda, Michael.

- Así que todo es culpa mía. - Negó con la cabeza.

- No sé, te has tirado a mi ex mejor amiga. - Dije sarcásticamente.

— Aunque sí es culpa mía por haberme enamorado de ti.

Salí del baño para subir las escaleras, dirección a mi habitación. El rubio infiel me perseguía.

- Ya hemos hablado de eso. - Protestó abriendo la puerta de mi habitación.

- Déjame en paz, Mike.

- ¿Ahora me llamas Mike?

- Vete. - Lo empujé fuera de mi habitación.
- Os vais a ir los dos. - Lo miré desafiante.

Asintió y se fue del pasillo, bajó a bajo.

Después de unos minutos en mi habitación, intentado calmarme con esta situación.

Decidí contarle a mi madre todo. Bajé a la cocina y se encontraba ahí.

- ¿Mamá puedo hablar contigo? - Le pregunté con voz dulce.

- Claro, cielo.

- En mi habitación. - Continué. Asintió.

Subimos de nuevo y nos sentamos en mi cama, ella vio mi rostro y decidió empezar ella la conversación.

- ¿Sobre tu padre y Michael? - Preguntó sabiendo el tema. Asentí.

- Quiero que se vayan. - Pedí. - Porfavor.

Ella mi miró, dando un suspiro.

- Te cuento todo si se van. - Ella me miró preocupada, asintiendo otra vez.

- Mamá, quiero quedarme contigo. - Sollocé. - Papá no es bueno. Es agresivo. Y no quiero que te haga daño. - Me abrazó. Lloré en su hombro desconsoladamente.

- Vale. - Me miró sonriendo. - Que se vaya a la mierda de una vez. - Reímos.
- Siento mucho todo este tiempo que has estado con tu padre. - Acarició mis manos delicadamente.

- Te he echado de menos, mamá. - Sonreí melancólica.

- Yo también, hija. - Suspiró. - Yo también. - Repitió.

Después de un rato hablando, mi madre y yo bajamos con mi padre y Michael para decirles que se vayan. Y eso hicieron.

Suspiré aliviada.

La mañana había sido una mierda. Pero al menos por la tarde podría estar con los chicos. Mirar los fuegos con Jeremiah y su padre. Pasármelo bien de una vez.
No pensar en lo malo que podía pasar.

Ahora que no estaba con mi padre, nada malo pasaría.

Afterglow - Jeremiah FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora