Acabamos de decorar todo y me estiré en el sofá cansada.
Mi padre iba a venir.
Cada vez esa vocecita sonaba por mí cabeza y me ponía más nerviosa. Y sí, me tomé la pastilla de la ansiedad.
Sabía que ocurriría algo gordo.El padre de los Fisher entró en casa y los chicos fueron a saludarlo, Susannah también.
Jeremiah estaba muy emocionado, Conrad al contrario.
Mi padre no tardó en venir.
Belly me agarró de la mano para ir a saludarlo, yo me negaba.
- Hola preciosa. - Me abrazó mi padre.
- Hola. - Saludé yo cortante, para después salir de ahí.
¿Como le iba a contar todo a mi padre?
- Papá, ¿Puedo hablar contigo? - Pregunté nerviosa. Después de que mis dos hermanos acabaran de saludarlo.
Asintió y nos sentamos al sofá.
- Quiero quedarme con mamá. - Dije ya de una vez por todas. Quitando el silencio incómodo que había. Pero ahora no solo había silencio incómodo, había conversación incómoda.
Mi padre no reaccionó.
- Lo siento. - Me disculpé con los ojos ya húmedos.
- No pasa nada. - Intentó tranquilizarse.
- No le hagas nada a mamá. - Le pedí sollozando. - No es culpa suya.
- ¡Y de quién la es! - Gritó alterado.
- Es tuya. - Dijo por fin mi boca, tiritando. - Es tuya porque siempre eres así de agresivo. Sólo te importa el dinero, que yo tenga una universidad, que vaya al campamento estúpido de mierda. - Dije ahora yo alterada.
- ¿Que? - Preguntó una voz que no quería escuchar.
Michael.
- ¿Que haces aquí? - Pregunté secándome las lágrimas rápidamente, para no dar pena.
- Me han invitado.
Me levanté y fui al baño. Respiré ondo.
Inhala, Exhala.
Repetía mi cabeza cada segundo.
Esto no iba a salir nada bien.
- ¿Estás bien? - Preguntó Michael abriendo la puerta.
- Vete a la mierda, Michael.
- Así que todo es culpa mía. - Negó con la cabeza.
- No sé, te has tirado a mi ex mejor amiga. - Dije sarcásticamente.
— Aunque sí es culpa mía por haberme enamorado de ti.
Salí del baño para subir las escaleras, dirección a mi habitación. El rubio infiel me perseguía.
- Ya hemos hablado de eso. - Protestó abriendo la puerta de mi habitación.
- Déjame en paz, Mike.
- ¿Ahora me llamas Mike?
- Vete. - Lo empujé fuera de mi habitación.
- Os vais a ir los dos. - Lo miré desafiante.Asintió y se fue del pasillo, bajó a bajo.
Después de unos minutos en mi habitación, intentado calmarme con esta situación.
Decidí contarle a mi madre todo. Bajé a la cocina y se encontraba ahí.
- ¿Mamá puedo hablar contigo? - Le pregunté con voz dulce.
- Claro, cielo.
- En mi habitación. - Continué. Asintió.
Subimos de nuevo y nos sentamos en mi cama, ella vio mi rostro y decidió empezar ella la conversación.
- ¿Sobre tu padre y Michael? - Preguntó sabiendo el tema. Asentí.
- Quiero que se vayan. - Pedí. - Porfavor.
Ella mi miró, dando un suspiro.
- Te cuento todo si se van. - Ella me miró preocupada, asintiendo otra vez.
- Mamá, quiero quedarme contigo. - Sollocé. - Papá no es bueno. Es agresivo. Y no quiero que te haga daño. - Me abrazó. Lloré en su hombro desconsoladamente.
- Vale. - Me miró sonriendo. - Que se vaya a la mierda de una vez. - Reímos.
- Siento mucho todo este tiempo que has estado con tu padre. - Acarició mis manos delicadamente.- Te he echado de menos, mamá. - Sonreí melancólica.
- Yo también, hija. - Suspiró. - Yo también. - Repitió.
Después de un rato hablando, mi madre y yo bajamos con mi padre y Michael para decirles que se vayan. Y eso hicieron.
Suspiré aliviada.
La mañana había sido una mierda. Pero al menos por la tarde podría estar con los chicos. Mirar los fuegos con Jeremiah y su padre. Pasármelo bien de una vez.
No pensar en lo malo que podía pasar.Ahora que no estaba con mi padre, nada malo pasaría.
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Afterglow - Jeremiah Fisher
RomantikLeila Conklin, después de vivir con su padre, al fin puede ver de nuevo a su madre y hermanos. Este verano le toca estar en casa de los amigos de Belly y Steven y no conoce a nadie, pero... Se le presenta un rubio guapo de ojos azules y hace que sus...