- ¿Entonces Jere me besó? - Pregunté confundida.
- Con todo lo que te he dicho y solo te quedas con eso. - Negó riendo.
- ¿Y que pasa? ¿Por qué todos están tan raros?
- La poli los trajo. - Dijo seria. - Estaban borrachos. - Ahí rió. - Llamaron a nuestras madres.
- Y, ¿por qué me miran mal? - Pregunté.
- Eso no lo sé.
Estábamos dando un paseo por el pueblo de Cousins, no íbamos a ningún lado, sólo hablábamos.
- ¿Recuerdas algo? - Preguntó mirándome.
- Ahora sí. - Suspiré. - ¿Quién más sabe sobre mis ataques de ansiedad?
- Jeremiah y Conrad. - Dijo rápido.
- ¡Como que Conrad lo sabe! - Me alteré.
- De eso hablábamos en la habitación. Jeremiah se lo contó. - Suspiró. - Habla con él. Lleva todo el día borde.
¿Jeremiah borde?
Asentí.
Llegamos a casa y busqué frustrada a Jeremiah.
- Mamá, ¿has visto a Jeremiah? - Pregunté al ver que no estaba.
- Ha ido al club con Steven. Han hecho a hacer prácticas para un trabajo o algo así. - Dijo restándole importancia al tema.
- ¿Me puedes llevar?
- Te puede llevar Conrad. - Dijo viendo que bajaba las escaleras.
- ¿Llevarla a donde?
- Al club, está buscando a Jeremiah. - Asintió cogiendo las llaves y lo seguí.
Nos sentamos los dos, encendió el motor y aceleró.
Esto será incómodo.
Y lo era, había un silencio horroroso. Por suerte el camino era rápido, llegamos ahí en 10 minutos.
Apagó el motor. Intenté abrir la puerta pero estaba bloqueada. Lo miré con cara de pocos amigos.
- ¿Podemos hablar esta tarde?
Me lo pensé.
- Vale, pero desbloquea la puerta. - Acepté.
Él obedeció y salí del coche.
- Adiós. - Se despidió.
- Adiós.
Entré a ese lugar y lo primero que contemplé fue una piscina bastante grande.
Un socorrista rubio me llamó la atención. Me acerqué y era él.
- Jeremiah. - Me miró. - ¿Podemos hablar?
- Ahora no puedo.
- ¿Que cojones te pasa? - Pregunté ya de mal humor. - ¿Acaso te he hecho algo? Porque yo no le he estado diciendo nada a mi hermano sobre ti, y tú le has contado mi mayor trauma a tu hermano. - Me ardían los ojos.
Jeremiah vio mi humor y me llevó a un lugar más tranquilo.
- ¿Enserio te piensas que se lo he dicho a Conrad por antojo? Oh no, Conrad el año pasado pasó lo mismo que tú. Y tengo miedo que te pase algo grave, no puedo dejar que pase lo de anoche porque siento que debo protegerte.
Quedé paralizada. Lo abracé y me acaricié la espalda, medía dos metros el ojitos lindos.
- Gracias Jere, aunque no deberías ser tan protector, sólo lo necesario. ¿Vale? - Le dije mirándolo fijamente.
El asintió con la cabeza.
- ¿Por qué no te ahogas? Ahora soy socorrista. - Dijo cambiando de tema.
- ¿Ahora quieres que me ahogue? - Reí.
- No del todo, te puedo salvar otra vez. - Sonrió.
- Ve a trabajar, super rubio. - Di una leve risa. - De mientras voy a buscar a mi hermano.
Me dirigí al pequeño bar.
Aunque mi relación con mi hermano no era la mejor, tenía pensado hablar con él, quería caerle bien y ser amigos.
Yo conocía al Steven de antes, sé lo bueno que puede llegar a ser, y si hacemos las paces, seríamos como mejores amigos. Pero, él ha cambiado mucho, de hecho creo que tiene novia, lo vi besándose con una chica muy guapa en la hoguera, pero no tengo pensado meterme en su vida amorosa.
- Hey, Steven. - Le sonreí. - Oye... Entiendo nuestra situación, pero me gustaría hacer paces. - Me ignoró.
- Estoy trabajando.
- Oh vamos, acaso has cambiado tanto para no recordar esos pequeños momentos que hemos tenido. - Dije melancólica. - Aunque me haya ido un miserable año, todos los otros años he estado para ti, hemos jugado, reído juntos. ¿Y así me lo pagas? - Dije algo triste.
- Créeme que desearía haberme quedado contigo.

ESTÁS LEYENDO
Afterglow - Jeremiah Fisher
RomansaLeila Conklin, después de vivir con su padre, al fin puede ver de nuevo a su madre y hermanos. Este verano le toca estar en casa de los amigos de Belly y Steven y no conoce a nadie, pero... Se le presenta un rubio guapo de ojos azules y hace que sus...