ʀᴜʙɪᴏ ᴅᴇ ᴏᴊᴏꜱ ᴀᴢᴜʟᴇꜱ

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Me quedé paralizada al oír la última frase.

- Lo entiendo si tú no lo estás. El subidón. - Sonrió mirándome. Le sonreí.

- Parece que no soy la única que está ciega. - Dije para después besarle.

El beso esta vez subía a un tono más que los demás, desesperación.

Jeremiah me tomó de la cintura para bajar al agua. Como dije antes, él era lo suficientemente alto como para tocar el suelo. Me agarré a él para no hundirme.
El beso seguía, a pesar de las respiraciones, nada nos lo impedía. Sólo él y yo.

El rubio me tomaba del cuello, sin hacerme daño, yo acariciaba su espalda y a menudo su pecho. Todo era muy bonito.

En un momento nos dimos cuenta. Así que paramos.

Acabamos y nos miramos juntando respiraciones. Sonriendo.

- Bueno. - Suspiré.

- Bueno. - Repitió él.

- Tengo frío, salgamos. - Pedí saliendo de la piscina, él me pasó una toalla, color azul. Me recordó a sus ojos.

- ¿Por qué no vamos a la fiesta? - Propuso él.

- ¿No has ido a la fiesta para estar conmigo? - Pregunté sorprendida.

Escondió su sonrisa.

- Se podría decir que sí.

- Igualmente, no me apetece. - Dije cansada, sentándome en una tumbona.

- Está bien. - Suspiró mirándome, sonreí. - Pues me quedo contigo.

- Hace unos segundos querías ir. - Reí.

- Contigo. - Dio una pausa. - Quiero estar contigo. - Me sonrojé.

- ¿Nos quedamos aquí? - Propuse, él asintió.

- Se está muy bien. - Comentó mirando el cielo.

- Oye... Creo que debería contarte sobre mi. - Mencioné segura. - Ya sabes, mi familia. - Él asintió mostrando atención.
Giró su postura, mirándome. Apoyó su mano en su mejilla.
- Bueno, lo primero que creo que es necesario que sepas... Mi padre es agresivo.

- ¿Te ha hecho algo? - Se preocupó.

- No, pero puede tener intenciones de hacerlo. - Continué. - Me presionaron al elegir con quién me quería quedar. Quería quedarme con mi madre, pero no quería dejar solo a mi padre.
- Todo este tiempo que he estado con mi padre ha sido una mierda, alcohol y drogas era lo único que tomaba cuando no estaba en casa. Me acabé dando cuenta.

- Joder...

- Sí, bueno. La razón por la que no he venido aquí antes, es porque mi padre me obligaba a ir a un campamento raro de inglés, decía que me iría bien para la universidad. - Informé. - Te recuerdo que soy superdotada.
- A mi madre le daba igual, aunque de seguro ella quería que viniese, apenas cuando empecé a ir allí tenía 4 años.

- ¿Quién más sabe de esto? - Preguntó sin dejar de mirarme.

- Sólo tú, supongo que mamá también. - Respondí a su pregunta. - Volviendo a lo de antes. Conocí a Michael en el campamento. Mi mejor amiga también era de ahí, era lo único que tenía.
El verano pasado, Michael me fue infiel con mi mejor amiga. Michael y yo llevábamos como 3 años. Y yo de verdad estaba enamorada. Pero prometí no volver a hacerlo, enamorarme. - Suspiré mirando las estrellas. Le miré.
- Pero míranos. - Sonreí.

- Siento mucho lo que te ha pasado, Ley. - Mostró su apoyo. - No tienes por qué estar con tu padre si no quieres. - Aconsejó. - Deberías decirle a tu madre que te quieres quedar con ella, que quieres quedarte aquí lo que queda de veranos, sin ver a tu padre. - Continuó. - Dile que tu padre no venga.

- Ese es el problema, no quiero que mi padre me haga nada. - Suspiré cansada.

- Él no te va a hacer nada, si yo estoy aquí.

- Pero no siempre es verano, Jere. - Contradije.

- Entonces, él no te hará nada, mientras no esté contigo. - Sonreí al ver que no se rendía ante la situación.

- Gracias, rubio de ojos azules. - Agradecí sincera.

- Gracias a ti, morena de ojos verdes. - Sonreí al ver que me seguía la broma.

— Te quiero. - Sinceré sonriendo, nerviosa de no escuchar respuesta.

— Yo también, Ley. - Hizo una pausa. - Yo también te quiero.

Afterglow - Jeremiah FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora