ᴇʟ ᴄᴀꜱᴛɪɢᴏ

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- Ah, ah. - Impedió mi paso. - Tú estás castigada. - Me amargó mi madre.

- ¿Tenía que ser hoy? - Me quejé.

- Sí señorita. - Protestó enfadada. - ¿Por qué no me habías dicho nada?

- ¿Te lo puedo explicar otro día? - Dije algo cansada. - ¿Y cuál es el castigo?

- Mañana trabajarás con Jeremiah, en el club. - Suspiró decepcionada. - Buscaban un puesto, mañana harás las pruebas. En pie a las 7:00 de la mañana hasta la 13:30. - Informó.

- Mañana es el castigo. ¿No puedo ir ahora con Steven? - Pregunté intentando convencerla.

- ¿Eres consciente de lo que has hecho? - Preguntó alterada. - Deberías cuidarte más, te podría pasar algo grave. - Se tapó la cara. - Castigada sin salir.

Por mucho que me haya costado, acepté que era lo mejor. Haber estado bebiendo y volver con un ataque de ansiedad no era muy responsable de mi parte. Lo mejor sería portarme bien y madurar más.

Subí a mí habitación enfadada. Mi playlist con Belly sonaba, se llamaba "Conklin's Music<3" había de todo, One Direction, Katy Perry, Justin Bieber...

Mi estilo musical cambiaba depende de la semana. Tenía una canción favorita por semana.

Me encontraba leyendo el libro que estaba casi por terminar. En realidad no me apetecía mucho leer, pero para quitar el aburrimiento era bueno, y cuando leía no podía parar.

Después de leer me puse a ver Spiderman, ya que era muy fanática.

Y así pasé toda la tarde. Buscando alguna distracción.

Jeremiah y Conrad no estaban. Belly había quedado con unas amigas. Steven seguro tendrá alguna cita con Sheila.
Y yo castigada

Bajé para tomar algo de agua, estaba deshidratada. Vi que mi madre y Susannah no estaban. Aproveché para darme un baño en la piscina.

Me gustaba estar sola, no sentirme sola.

Después de media hora, salí de la piscina para tumbarme a tomar el sol, quería ponerme morenita.

Mis ojos se abrieron al ver cómo el rubio de ojos azules se tiraba a la piscina.

- ¿Has estado aquí toda la tarde? - Preguntó impresionado.

- Estoy castigada. - Me acerqué con la toalla, estaba mojada.

Jeremiah salió de la piscina y se acercó a mí, pude notar su respiración.

Deja Vu.

Pero esta vez no me aparté yo, me apartó el tirándome a la piscina.

- ¡Jeremiah! Estaba a punto de secarme. - Me quejé saliendo de la piscina mojada.
- Te queda muy bien el pelo mojado. - Sonreí.

Le queda todo bien.

- Yo te advertí de beber. - Recordó. Me pasó una toalla seca.

- Sí, lo sé. - Suspiré. - Debí hacerte caso.

- ¿Y este era el castigo? ¿Nada más? - Preguntó algo confuso.

- Mañana trabajo contigo. - Dije cansada.

- De camarera. - Recordó.

- ¿Camarera? ¿Tendré que llevar uniforme cutre, preguntarle a la gente lo que quiere y llevárselo como si fuera mi puta ama? - Dije dramática.

- Será divertido. - Rió.

- ¡Es un infierno!

- Oh vamos, al menos me tienes a mí. - Dijo con razón.

Al menos lo podré ver.

- Bueno... - Suspiré. - ¿Donde has estado? - Pregunté cambiando de tema.

- Hemos ido a la playa. - Pausó. - Habían olas enormes y surfeamos un poco. Asentí.

- ¿Y sabes algo de Steven? - Pregunté. - Íbamos a salir un rato, pero mi madre me ha castigado.

- No, pero no andará muy lejos. - Dijo bastante seguro. - ¿Que has hecho en todo el día? Yo me aburriría sin poder salir.

- Casi me acabo el libro que llevo leyendo, mientras escuchaba mi playlist de Bells y mía. Luego he venido a la piscina. Jeremiah asintió.
- Por cierto. - Di una pausa. - Tu "rollo de verano" está obsesionada contigo. Tuvimos una charla. - Se tensó.

- ¿Que te dijo? - Se alteró.

- Que sea lo que sea que haya entre nosotros, estás enamorado de ella. - Le resté importancia.

- Sabes que no es verdad, ¿cierto?

- Claro, porque no hay nada entre nosotros.

Afterglow - Jeremiah FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora