Afterglow - Jeremiah Fisher

ᴇʟ ʀᴏʟʟᴏ ᴅᴇ ᴠᴇʀᴀɴᴏ

- Os voy a matar. - Dijo Belly con toda la cabeza mojada.

Jeremiah y yo corrimos como locos, de la mano para no caernos, el suelo resbalaba mucho. Vimos un lugar dónde escondernos.

Belly nos perdió de vista. Jeremiah aprovechó y se quitó la camiseta, encima mojado, me quería matar.

LOS ABDOMINALES.

- ¿Que miras tanto? - Preguntó riendo.

- Estaba pensando. - Respondí nerviosa.

- ¿En lo bueno que estoy? - Río de nuevo. - Es broma. - Reí nerviosa.

- Bueno, ¿Nos quedan muchos globos? - Cambié de tema.

- No muchos, pero juraría que a ellos les quedan pocos.

- ¿Cuando se supone que ganamos? - Pregunté.

- Sólo falta mojar la cabeza de Conrad. - Pensó. - Habríamos ganado. - Asentí.

- Pues vamos a buscar a Conrad.

- Detrás de mí. - Dijo para yo después seguirlo.

Encontramos el escondite de Conrad, ahí estaba y en cuánto nos vio salió corriendo. Aproveché el mejor momento para tirarle un globo de agua en la cabeza.

- ¡Toma! - Celebramos yo y Jeremiah con un abrazo. - ¡Perdedores! - Cantábamos los dos al unísono, burlándonos del equipo rival.

- ¡Que sí! - Aceptó Belly. - Pero tenemos que recoger, es bastante tarde, dijo mirando la hora en su reloj de agujas.

Recogimos todo y fuimos a cenar, eran las 21:30 pero como era verano, no estaba nada oscuro.

--------------------------------------------------------------

- ¿Que tal la guerra de agua, chicos? - Preguntó mi madre mientras intentaba yo coger un macarrón con el tenedor.

- Muy bien. - Comenté. - De hecho, hemos ganado Jeremiah y yo. - Mencioné.

- ¿Y has decidido lo de las debutantes? - Preguntó interesada Susannah.

- Sí. - Suspiré. - Creo que es buena idea. - Sonreí. Laurel me miró algo insegura.

- ¿Seguro? No es muy de tu estilo. - Opinó mi madre. Asentí segura.

- Me alegro, hermanita. - Sonrió mi hermana. - ¿Sabes con quién vas a ir?

- De hecho no, pero ya miraré, quién sabe, a lo mejor hago algún amigo por ahí. - Sonreí nerviosa.

- Bueno sino uno de los chicos podría ir contigo. - Propuso Susannah.

- Yo tengo pareja. - Dijo mi hermano nervioso. Hice una mueca confusa. Mi hermano no era muy bueno en el amor.

- Vaya, vaya. - Dijo mamá. - ¿Cuando la presentarás? - Rió.

- Agh, mamá, no empecemos. - Se tapó la cara avergonzado. - La invitaré el 4 de Julio.

- Quizá pueda ser amiga de Leila. ¿No crees? - Preguntó Belly. Asentí no muy segura.

La cena fue rápida, obviamente porque la comida era riquísima. Nos quedamos hablando animadamente en el sofá, Steven, Conrad, Belly, Jeremiah y yo.

Estaba al lado de Belly y Conrad, sujetavelas.

- ¿Que tal con la novieta? - Le preguntó Steven a Jeremiah.

¿Jeremiah tenía novia?

- ¿Que novia? - Pregunté yo haciéndome la interesada.

- Sarah, ya sabes, rubia, ojos verdes, alta... - Describió Steven.

La chica de la hoguera.

- Era mi rollo de verano del año pasado. Nada importante. - Dijo nervioso. Me miró, le aparté la mirada mirando a Steven.

- Claro, por eso le estabas comiendo la boca en la hoguera de hace unos días. - Rió.

- Bueno, ¿por qué no nos vamos ya? - Repliqué algo incómoda. - Tengo sueño.

Tienes insomnio tonta.

- Sí, yo también me voy a dormir. - Se levantó Jeremiah.

Subí las escaleras con los ojos húmedos.
Entré a mi habitación, me estiré a la cama.

- Alexa, pon deja Vu de Olivia Rodrigo. - Dije en llanto.

Así estuve, por un idiota como Jeremiah.

Lo único que podía pensar era:

¿Si llega a pasar algo entre nosotros, también sería su "rollo de verano"?

No iba a pasar nada entre nosotros igualmente, pero, ¿que hacían besándose? No podía dejar de pensar en lo que vi aquella noche. ¿Y si se vuelven a encontrar? ¿Si ahora me deja plantada por esa chica rubia?

No estoy celosa.

No paraba de repetirse, una y otra vez.
Me dolía la cabeza de tanto llorar. Sólo quería, dejar de sentir nada, pronto me enamoraría y me rompería el corazón, como lo hizo él. Aunque el mío ya tenía grietas, sólo estaba por empezar, porque lo haría a pedazos.

Para despejarme me di una ducha rápida y me puse el pijama. La puerta de mi habitación se abrió cuando estaba por cerrar la luz.

Jeremiah, que sorpresa.