Capítulo 3||Un encuentro desastroso

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¿Se puede odiar a una persona solo por su voz?

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¿Se puede odiar a una persona solo por su voz?

Porque juro que odio al estúpido duende que salvé.

Estoy muy enfadada. Y no me molesto en ocultarlo cuando abro la puerta de la habitación del tipo sin llamar antes. Encuentro a un hombre junto a él en la camilla. Es alto, lleva traje y lentes que lo hacen ver especialmente inteligente. Y eficiente.

Probablemente es el tal Héctor.

El duende por otro lado, lleva los rulos rubios despeinados y contrario a la calma que mantenía mientras dormía ahora lleva una mirada seria, casi altiva.

¡Ja! Lo único que faltaba.

—Aquí tienes —le lanzo el teléfono sin consideración y él lo toma en el aire.

Parece que su condición ha mejorado. Sus reflejos no parecen afectados.

Lo veo apretar los dientes y mirarme con fiereza. Le doy una mirada de aburrimiento —no me asusta un niño engreído— y tiendo mi palma en su dirección.

—Quiero el mío.

—Nombre —demanda.

Enarco una ceja. Mejor me controlo o posiblemente lo deje un par de días más en el hospital pero con el ojo morado.

¿Quién se piensa que es?

—Mi teléfono. Ahora —exijo.

—Pregunté tu nombre.

—Devuélveme mi teléfono —estoy perdiendo la paciencia.

—Tú nombre. Sino cómo sabré buscarte en caso de que hayas revisado mi teléfono y publiques mis cosas privadas —habla—. Una cosa es ser mi fan y otra muy distinta es aprovecharte de que estoy enfermo para hacer cosas ilegales.

Este tipo se ha vuelto loco.

—¿Fan? Antes de un simio.

—¿Qué dijiste? —claro y ahora se enoja un poco más.

¡Bravo!

—No mereces saber mi nombre. No debí haberte salvado, maldito mal agradecido —estoy furiosa—. No sé ni me importa quien seas ¡Devuélveme mi teléfono en este instante!

Mi respiración es irregular y siento que terminaré por ahorcarlo si sigo en esta habitación. El enfado me recorre entera y siento las mejillas calientes y probablemente enrojecidas.

—¿Estás segura que no lo sabes? Porque yo creo que me amas —estoy por responder otra vez cuando me muestra la pantalla de mi teléfono.

Una foto de...¿Él?

¿Qué hace ese idiota en la pantalla de mi teléfono? ¿De dónde salió esa foto?

Frunzo el ceño completamente confundida.

Amargamente DulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora