Capítulo 8||Un ídolo en casa

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Luka

Veo a la bruja poner una mano en su pecho y parpadear con gesto incrédulo. Recarga la espalda en la puerta entre parpadeos. ¿Pero qué le pasa?

Nunca para de hablar. O se está quejando o regañando por todo. En casos peores comienza a gritar como loca; según ella canta.

¡Por favor, que alguien le diga!

—Te he preguntado quién era.

La bruja continúa en la misma posición. Por un momento pienso que ha enloquecido de verdad. Y al otro lo rectifico porque comienza a reír como desquiciada.

La miro entre asustado y extrañado. De verdad se ha vuelto loca. ¿Será que no peinarse comienza a afectarla?

El timbre vuelve a sonar en ese instante y frunzo el ceño. Me acerco al monitor y elevo mis cejas al encontrarme a mi mejor amigo afuera.

—¿Te has vuelto loca? —regreso la mirada hacia ella—. Por qué le cerraste la puerta.

—Ali… —sus ojos me miran muy abiertos—. Alik Stone está allá afuera —señala hacia la puerta con su dedo pulgar.

—¿Y? —arqueo una ceja. No me sorprende que lo conozca, es un pastelero muy reconocido.

—¿De verdad es él?

—Es mi mejor amigo —me río levemente y niego con la cabeza. Paso por su lado y me acerco hacia la puerta dejándola con una expresión sorprendida enmarcando su fea cara.

—¡¿Tu mejor amigo?! —me frena antes de que pueda abrirle. Su voz es aguda.

—Sí. Mi mejor amigo —intento seguir mi camino hacia la puerta.

—¡No! —vuelve a frenarme, aferrando más el agarre en mi brazo.

—Suéltame, loca —la alejo.

—No lo hagas. No lo hagas —Joder. Hoy está más extraña que de costumbre.

La miro por unos segundos antes de sonreír con diversión. Aprovecho mi altura y camino despacio en su dirección mientras ella frunce el ceño y parpadea intentando mantener su mirada segura en la mía.

—¿Por qué? ¿Quieres que estemos a solas? —me inclino y acerco un poco a su rostro—. No te hagas ilusiones, bruja —susurro pasando cerca a su oído.

—Deja de decir estupideces —me larga un manotazo. Hago una mueca dolorida, siempre es tan violenta—. Primero deja que me quite esto —se comienza a sacar el delantal—. Ni siquiera me he peinado.

—Si nunca lo haces —suelto una carcajada.

Me mira con expresión fulminante y yo entrecierro los ojos al tiempo que me cruzo de brazos.

—¿Por qué te arreglas tanto?

—Qué te importa.

—Bien. Voy a abrir —me acerco otro poco.

—Espera, espera —pero no le hago caso y termino por abrir la puerta. Al instante la bruja corre con prisa en dirección a la cocina.

No sé qué bicho le ha picado, pero mi mejor amigo va a volverse el pastelero de la historia si es que sigo dejándolo afuera por esta loca.

—Bienvenido, Al —le digo a mi amigo que se encuentra algo consternado bajo el marco de la puerta.

—Luk —me da un corto abrazo—. ¿Quién era ella? Al parecer la puerta se le regresó.

—No le hagas caso…es una loquita que Héctor recogió hace poco.

Alik rueda los ojos al tiempo que niega con la cabeza como si ya no tuviera remedio.

Amargamente DulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora