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JADEN WATON.

Millones de sentimientos invadían mi alma. Odio estar enamorado de ella porque se que nunca pasará.

¿Por qué estar enamorado de la persona incorrecta, dolía tanto?

¿Por qué entre más imposible es, más lo queremos?

¿Por qué tenía que estar enamorado de ella?

¿Por qué en cuánto la miro mi corazón palpita rápido?

¿Por qué sentí un clic en el primer momento en que nuestras miradas se conectaron por primera vez?

¿Por qué me sentía en paz cuando
ella estaba conmigo?

¿Por qué solo quiero estar con ella?

¿Por qué no puedo ser yo quien la haga feliz?

¿Por qué no puedo gustarle?

—Odio ser solo un amigo.–Dije para mi mismo en un suspiro.

—Uh, ¿una chica te tiene así?.–Apareció una voz demasiado conocida para mi.

—¿Que haces aquí?.–Me gire para verla a la cara, pero para ser sinceros no puedo hacerlo.

Llevaba un rato en el árbol. Y la verdad me sentía bien solo, no necesitaba compañía, muchos menos la de ella.

—Quería un lugar tranquilo y solo, y como no habías estado aquí en días, creí que hoy no sería la excepción.

—Si, pues yo llegue primero, esta ocupado.–Dije sin prestar atención a la chica y volví mi mirada a la vista.

—¿Que mierda pasa contigo últimamente?.–Pregunto desconcertada por mi trato hacia ella.

—¿No hay más lugares solitarios donde puedas estar a solas?.–Pregunte sin mirarla.

—No.–Se sentó junto a mi.

La verdad no tenía ganas de pelear, mucho menos con ella. Ella no tenía la culpa de que mi amor no sea correspondido.

—¿Como es que construiste prácticamente una casa acá arriba tu solo?.–Pregunto.

—No lo sé, no creas que lo hice por ti, llevaba planeandolo desde los siete.

—Guao, tienes años en este lugar entonces.–Ella se incorporo de una forma donde me viera directamente.

—Desde lo cinco, para ser exactos.–Dije recordando aquel día en que descubrí el lugar donde me enamoraría 10 años después.

—¿Pero como es que un niño de cinco años puso subir hasta acá?, esta demasiado alto, yo con mis 14 apenas y logro llegar.–Solté una leve risa al oír eso.

—No lo sé, siempre fui demasiado flexible.–Dirigí mi mirada a ella.— Supongo que la gimnasia ayuda.

—¿Prácticas gimnasia?.–Pregunto asombrada.

—Lo hacía, ahora solo es el béisbol.–Sonreí de lado.

—Yo también practique gimnasia, las niñas de mi clase eran unas pesadas.–Soltó un suspiro y bajo la mirada con un aire de tristeza.—Siempre se burlaban de mi por mi físico, o hacían comentarios sobre mi madre, nunca entendí porque me preguntaban por ella.–Levanto la cabeza, se veía un poco molesta.—Creo que están ciegas, siempre decían, "¿Donde esta tu madre" o "Pobre, no tiene mamá".–Volvió su mirada a sus manos, las cuales jugaban ente ellas por la desesperación.—Nunca entendí porque lo hacían, mi madre siempre estaba ahí, ella siempre me acompañaba a las clases.

La chica hizo una pausa para mirarme y después voltear hacia otro lado.

—Perdón, te estoy aburriendo, esto seguro que te importa un carajo.–Dijo un poco avergonzada.

NUESTRO SECRETO                                                   [J•W]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora