Días después.
Tenía muchas ganas de faltar a la clase para no verle la cara a Sasha, pero hacerlo habría significado darle importancia a lo que ocurrió entre nosotras. Lo que debía hacer era olvidarme de todo y continuar con mi vida como si nada hubiese pasado. Por eso, a pesar de mis verdaderos deseos, me dirigí al salón.
-¡Anne! -escuché a alguien llamarme.
Identifiqué la voz de Marcy y me volteé para saludarla. Ella, en vez de corresponderme, me miró de arriba abajo, me tomó del brazo y, sin decir nada, me llevó hasta el baño más cercano.
-¿Qué pasa? -le pregunté confundida.
-Sabía que vendrías así.
Me miré en el espejo tratando de entender a qué se refería.
-¿De qué hablas? Así vengo siempre.
-Exacto. Ponte esto -sacó un jean de tiro alto y una blusa verde olivo muy femenina.
-¿Al menos podrías explicarme?
-Eres mi mejor amiga y te amo, precisamente por eso debo decirlo... Siento que ocultas tu belleza a propósito. Esas camisas tipo polo y esos pantalones anchos no son... tú. Annabanana, eres hermosa, más que cualquier otra chica. Y sin duda, más que esa rubia.
- Dios, ¿por qué tenías que mencionar eso?
-Estuviste callada como una tumba, pero tu cara decía mucho. Ahora entra allí y cámbiate. Vamos a llamar la atención de Sprig y hacer que Sasha se lamente.
Esbocé una pequeña sonrisa.
-Oye, gracias -le di un abrazo.
Entré a un cubículo con la ropa en las manos y, cinco minutos después, salí con ella puesta. Marcy me llevó hasta el espejo, soltó mi cabello y se colocó detrás de mí.
-Mucho mejor, ¿ves?
-No lo sé -me analicé en el espejo: la blusa mostraba mi escote y el jean acentuaba mis caderas-. Nunca había usado algo así en la universidad. Allá hay treinta y siete personas además de Sprig y Sasha, entre esas, la profesora.
-Estás perfecta. Confía en mí.
Le eché un vistazo a mi reloj: eran las 10:12 a.m. La profesora acostumbraba a poner falta a quienes llegaban con quince minutos de retraso, por lo que Marcy y yo corrimos hacia el salón para evitar la inasistencia. Apenas entramos, todo el mundo nos miró. Pude notar como algunos chicos se quedaban viendo mi cuerpo y algunas chicas murmuraban entre sí sorprendidas.
Avergonzada, me dirigí a mi puesto sin mirar a nadie, ni siquiera a Sprig o Sasha; aunque sabía muy bien que ellos me estaban observando. Marcy, al darse cuenta, se giró hacia mí y me guiñó el ojo. Le respondí con una mueca apenas perceptible y nos sentamos en las primeras sillas vacías que encontramos. La profesora nos tomó la asistencia y continuó dando la clase.
-Me siento extraña -le susurré.
Cinco segundos después, sentí la vibración en mi bolso. Saqué mi celular y me encontré con un mensaje de Sasha que decía: Vaya... Parece que mis besos te sientan bien. Expulsé una gran bocanada de aire al terminar de leer aquellas palabras.
-¿Es de quién tengo en mente?
-Sí -respondí sin despegar mis ojos del celular. Le tomé una captura al mensaje y se la mandé.
-Ni se te ocurra responderle.
-No lo haré. De todas formas, ¿qué le diría?
La profesora nos observó. Marcy y yo guardamos los celulares y empezamos a prestarle atención. La clase parecía ser sólo expositiva; Camps pasaba diapositiva tras diapositiva mientras explicaba el contenido de ellas. Alcancé a tomar un par de notas. Así transcurrió la primera hora. Pensé que me iba a salvar de tener que trabajar con Sasha, pero, faltando cuarenta minutos, la profesora pidió que nos reuniéramos con nuestras parejas. La chica de tatuajes no tardó en acercarse a donde yo estaba. Marcy notó su presencia, se levantó de la silla en mala gana y se fue, pero no sin antes lanzarme una mirada amenazadora de recuerda-lo-que-hablamos.
ESTÁS LEYENDO
Mi Mundo // Sashanne
RomanceAnne Savisa Boonchuy es una adolescente obediente, sumisa y callada. Durante sus veinte años, ha estado acostumbrada a complacer a las demás personas llegando incluso a dejar en segundo plano su propia voluntad. Sin embargo, cuando conoce a Sasha Wa...