Tres semanas después.Desde esa fiesta, Sasha no volvió a coquetearme. Para mi sorpresa, aceptó mi decisión y seguimos como si nada hubiese pasado entre nosotras. Las pocas veces que hablábamos era relacionado a la clase o sobre temas superficiales. Al principio me decepcionó que hubiese renunciado tan fácil a mí, pero decidí dejar de cuestionarlo y enfocarme en lo que desde un principio quería: Sprig.
En aquellas semanas, él y yo salimos varias veces; fuimos al cine, a comer helado, a un parque de atracciones, a cenar en un restaurante e incluso a patinar. En el último lugar me pidió que fuese su novia de la forma más romántica posible: con un cartel de ¿Quieres ser mi novia? y rosas. Con él todo se sentía como un sueño hecho realidad, pero cada vez que besaba sus labios, sentía absolutamente nada. Decidí no pensar tanto en ello y dejar que con el tiempo las cosas fluyeran.
Respecto a Marcy, ella me alentó a donar parte de mi ropa a una fundación. Seguimos saliendo de compras y con el tiempo volvimos a llenar mi armario con ropa nueva, una en la que de verdad me sentía cómoda. Para eso tuve que utilizar mis ahorros, pero puedo decir que valió la pena: ese cambio de imagen me sentó muy bien.
Parecía que las cosas iban de maravilla. El drama, la confusión, la adrenalina y la incertidumbre; todo eso desapareció de mi vida. De alguna forma, descubrí que me hacía falta. Añoraba volver a sentirme viva, añoraba cruzar las líneas, añoraba sentir esa piedra en el zapato porque cuando el terreno es liso, es fácil aburrirse de caminarlo.
-Hey, babe -mi novio me abrazó por detrás.
Le di un beso.
-Hola, Sprig.
-Estaba pensando: ¿qué tal si voy a tu casa esta tarde? Podemos tener un maratón de películas.
Solté un suspiro.
-Ya hablamos de eso. Aún no quiero que conozcas a mi mamá.
-¿Por qué no? -se recostó a la pared-. Sé que le caería bien.
-Sí, de eso no tengo duda.
-¿Entonces?
-Es muy pronto.
-Está bien -sonaba resignado.
Nos dirigimos al salón tomados de la mano. Aquello se había vuelto una costumbre entre nosotros. Nuestros compañeros no tardaron en darse cuenta de que éramos pareja. Al llegar, Sprig abrió la puerta y nos separamos. Él buscó a su pareja de trabajo y yo a Sasha.
-No sabía que dibujabas -dije entretanto me sentaba a su lado.
Estaba trazando lo que parecía ser un rostro.-No lo hago muy seguido -respondió sin mirarme-, pero es la primera vez que agarro un lápiz desde hace tiempo.
-Creo que está quedando genial.
-Gracias -sonrió a medio lado y cerró su libreta.
Algo se revolvió dentro de mí al ver ese gesto de nuevo.
-¿Cómo has estado?
-Bien, ¿y tú? -me miró-. ¿Qué tal es la vida de pareja?
-Muy bien. De maravilla -fingí una sonrisa.
-No suenas muy convincente. ¿Problemas en el paraíso?
Negué con la cabeza.
-¿Qué tal la vida de...? Mhm, nunca supe el estatus de tu vida amorosa. Quiero decir, te he visto con esa rubia tonta y después con Terri un par de veces, pero nunca me has dicho nada.
-¿Cuál rubia tonta?
Apreté los labios.
-¿Será que la profesora no va a venir? -cambié de tema-. Han pasado diez minutos y no ha llegado.
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Mi Mundo // Sashanne
Roman d'amourAnne Savisa Boonchuy es una adolescente obediente, sumisa y callada. Durante sus veinte años, ha estado acostumbrada a complacer a las demás personas llegando incluso a dejar en segundo plano su propia voluntad. Sin embargo, cuando conoce a Sasha Wa...